Aunque ya anteriormente había publicado en el blog una entrada sobre mis poemas, siento que sólo podemos considerarla como una especie de "introducción" al tema, con un mayor enfoque en lo que fue mi historia (usemos dicho término) como autor de textos poéticos. Este sería, entonces, el que podríamos considerar como el primer post dedicado a mis escritos, siendo el motivo de que haya elegido usar el título "Poemas de Catz I", comenzando lo que -espero- tomará la forma de una serie de entradas sobre el tema.
Está de más aclararlo, y como ya dije en su momento, pero nunca me he considerado a mí mismo como un autor de mucha calidad literaria. A pesar de mi pobre autoconcepto, no quisiera que mis poemas se quedaran en el olvido, que es en donde han permanecido ya durante más de una década (o dos, en algunos casos). No tanto porque sean buenos, sino por lo que representaron en su momento. Podrá sonar exagerado, pero casi todo lo que escribí tuvo una razón de ser: no fueron cosas compuestas por capricho u obligación... Digo, no es como que me estuvieran pagando por escribir. Era algo que hacía porque quería, o para satisfacer la necesidad de dar rienda suelta a mi triste afán literario.
Para arrancar la nueva serie de posts, he elegido un poema que se escribió en dos ocasiones: la primera de ellas en Diciembre de 2006, habiéndose publicado en Arihua.net. Fue uno de los textos que perdí cuando mi cuenta en dicho sitio web fue eliminada por falta de actividad (historia que ya conté), sin haber tomado la precaución de conservar una copia. Un tiempo más tarde, en... tal vez Junio o Julio de 2010, lo escribí de nuevo para publicarlo en DeviantArt. Naturalmente, la segunda versión del escrito tiene sus diferencias con la primera, puesto que no podía acordarme al 100% de lo que había compuesto cuatro años antes. Pude conservar algunas líneas que recordaba particularmente, pero ambos poemas no dejan de ser, al final, muy distintos entre sí.
Bien; sin más, vamos con el poema:
Es mejor el silencio (Verano de 2010)
*****
Si quieres marcharte, no digas nada... es mejor el silencio entre nosotros. Guarda la crueldad de tus palabras para que puedas escapar de mis brazos en el refugio de la distancia.
Prefiero que tus labios mueran en calma, con la ausencia de tu voz. Prefiero que te vayas de mi lado para siempre a escucharte pronunciar una mentira que me regale la falsa esperanza de un amor que no existe ya para nosotros. Aléjate de mí si tu corazón se ha cansado de mi cariño; pero no permitas que tus ojos me castiguen con el desprecio: no me mires derrotado, no me niegues el placer de tu silencio.
Quisiera escuchar en mi angustia la suave melodía que forman las lágrimas de mi alma al confundirse con el polvo de los sueños rotos. Deja que sufra tu abandono en mi amarga soledad: aguardaré la noche recordando la caricia de tu cuerpo, la ilusión hermosa que me entregaba la calma de tu ojos, el suave calor de tus manos.
Ignora el dolor que me destroza, el juramento que abandonas al dejarme. Vete sin palabras:
volveré al lugar de la derrota... Y es mejor el silencio entre los dos cuando la única esperanza que puede quedar en el alma es ya, tan sólo, la propia ausencia de toda esperanza...
*****
La historia de Es mejor el silencio es curiosa... y por más de un motivo. Como digo, originalmente se escribió a fines de 2006, poco después que cumplí los 21. A pesar de que lo redacté como un poema de amor, en realidad fue mi manera de lamentarme de que, en esas fechas, estaba regresando (después de un periodo de "pausa" que... no salió muy bien) a estudiar una carrera universitaria a la que le había perdido cualquier atisbo de cariño (llegué a odiarla, de hecho). Con la frase "volveré al lugar de la derrota" me refería exactamente a ello: aceptar las cosas, y regresar a un lugar que no había planeado volver a pisar jamás. Así que, en efecto: Es mejor el silencio no es el producto de una decepción amorosa, sino una representación de mis errores de estudiante universitario.
Ahora bien, una de las cosas que llaman mi atención sobre Es mejor el silencio es que, a pesar de que está muy lejos de ser uno de mis mejores poemas, sí que ha sido el más gustado. Alcanzó bastantes favoritos cuando lo publiqué en DeviantArt, y recibí comentarios muy positivos que venían de personas que ni siquiera tenían mucha afición por la poesía. Mi amigo Al, quien era más de dibujos que de letras, siempre me decía que era su favorito entre mis trabajos, e inclusive me llegó a mencionar que quería ilustrarlo. Yo le comentaba, por mi parte, que no parecía un buen poema para ser representado en dibujo... pero la cosa quedó en plan, como muchas otras.
Ya por último, les contaré que el nombre del poema no fue mi idea. De manera indirecta, se le ocurrió a mi madre. Ya he dicho en otras ocasiones que 1998 fue un año de descubrimiento musical para mí. Una canción que conocía sólo de nombre, pero que jamás había escuchado, era The Sounds of Silence de Simon & Garfunkel. Y digo que la conocía "de nombre" porque mi padre la mencionaba bastante, y de hecho tenía el vinilo de The Concert in Central Park... que de poco servía, ya que nuestra tornamesa había dejado de funcionar mucho tiempo atrás. En una ocasión, mientras disfrutaba de un cassette de musical instrumental que había comprado por pocos pesos, reconocí una de las melodías: era la misma de una canción de Los Yorsy's que había escuchado poco antes en Radio Centro 770, la cual me había encantado, pero no tenía idea de su nombre. El cassette que les cuento afirmaba que el tema era The Sounds of Silence...
Recuerdo que le pedí a mi padre que me diera detalles sobre esta canción, y que me dijera si conocía otros covers al español aparte del de Los Yorsy's. Quien reaccionó primero fue mi madre, empezando a tararear "es mejor el silencio...". Se acordaba de esa parte de la letra, pero no del intérprete o más detalles del cover. ¿Mi padre? No conocía siquiera el de Los Yorsy's. También le pregunté al Lic. Octavio González, mas no supo decirme mucho acerca de la versión que mi madre recordaba. Por años la busqué, descubriendo otras adaptaciones en el camino, todas muy buenas (como la del argentino Sergio Denis, la de Los Módulos, José Feliciano...). Fue más o menos por estos días del año pasado cuando, sin realmente buscarla, me encontré con la versión a la que seguramente se refería mi madre: es de la cantante mexicana Tehua, perteneciente a su primer disco.
Este cover me ha gustado muchísimo. Tanto en interpretación como en letra, diría que es miadaptación favorita de The Sounds of Silence a nuestro idioma (aunque, a decir verdad, casi todas las versiones en español del tema son buenísimas. De hecho no sería mala idea crear un post en el que pudiéramos hablar de ellas a profundidad. Más adelante). Si bien, aunque su letra dice "Mejor es el silencio", esa pequeña confusión en la memoria de mi madre me dio la idea para no sólo bautizar al que terminó siendo mi poema de mayor éxito, sino que del propio título se desprendió todo el mensaje del texto. Ante el dolor, callar. Ante la derrota, silencio... Es un buen recuerdo de mis años juveniles. Y, por supuesto, de mi madre.
Supongo que, en cierta forma, sonará raro que un tipo como yo no considere a Bob Dylan entre sus ídolos musicales. Vaya: no me malinterpreten, por favor. No es que no me guste, o que no puedo apreciar su contribución a la cultura popular (no digo simplemente "a la música", porque la influencia de un hombre como Dylan va mucho más allá de lo que puede representar un solo arte. Estamos hablando de un Nobel de Literatura), pero... jamás le he tenido el nivel de aprecio que puedo sentir por Leonard Cohen, Townes Van Zandt o Tom Waits, por mencionar a tres de mis cantautores favoritos. No puedo precisar el motivo de esto, si he de serles completamente sincero. Imagino que es un tema que se reduce a gustos, a preferencias... y, sin embargo, soy el primero en admitir ante ustedes que es algo inusual. Y quizá contradictorio, en varios sentidos.
I. No reason to get excited...
Es todavía más raro cuando pienso que fue, precisamente, gracias a Bob Dylan que comencé a fijarme con seriedad en la letra las canciones. Sería a fines de 1998, ya prácticamente en los últimos días de Diciembre, que escuché por primera vez Like a Rolling Stone. No fue la versión original; en ese tiempo tenía la costumbre de comprar, por unos 10 pesos de la época (que serían... cerca de 35 ó 40 en 2024), una serie de cassettes producidos por Herbé Pompeyo, en los que músicos de estudio interpretaban -en su idioma original- las canciones más populares de 1960 al propio 1998. La colección completa era enorme, puesto que había un álbum por año, cada uno con entre 16 y 24 temas. Se llamaba TheInternational Superhits Collection, y en su momento compré unos 7... que aún conservo, y de los que me gustaría hablarles a detalle en el futuro (los CDs frecuentemente aparecen en MercadoLibre, por cierto. No son muy difíciles de encontrar. Y, ahora que lo pienso, debería de comprarlos. Nunca es tarde para completar ese afán de adolescente sin lana). El caso es que, aunque sabía que estos discos no incluían versiones originales, me gustaba adquirirlos por su precio accesible, y por el hecho de que gracias a ellos obtenía un buen conocimiento del panorama musical del año en cuestión. Por ese motivo es que, de manera indirecta, considero a Pompeyo como uno de mis maestros en cuanto a historia musical se refiere. Me llegó la oportunidad de escucharlo hasta que tuvo su programa La Taberna de Herbé, en Best FM 92.5. Seguía un formato muy parecido al de TISC, por cierto, ya que también tomaba un año y se dedicaba a hablarnos sobre las canciones que marcaron al mismo.
La mayor parte de los covers de estos álbumes eran de calidad aceptable, aunque había algunos que no tenían mucho para ofrecer. En el cassette correspondiente a 1965 se incluía una versión respetable de Like a Rolling Stone. Como decía antes, nunca había escuchado este tema. Sabía que era de Bob Dylan, por algún artículo que había leído meses antes, pero el nombre no significaba nada para mí. Y, a pesar de que mi inglés no era muy bueno todavía, y que el cantante que interpretaba el cover era un poco difícil de entender debido a su, por momentos, exagerada imitación del "acento Dylan", lo que pude comprender de la letra me pareció impresionante. No podía recordar algún tema como ese, y era aun mejor por su melodía. Me había encantando, y quería conseguir todo el material que pudiera de ese cantautor, que poco a poco dejaba de ser un misterio para mí.
II. When you ain't got nothing, you got nothing to lose
Y en verdad que no sabía nada de Dylan. No imaginaba que para 1998 ya tenía un gran historial de discos, siendo el gustadísimo Time Out of Mind el último de ellos (del que se desprenden la excelente Not Dark Yet y Make You Feel My Love, dos temas que se han vuelto sumamente populares en los últimos años. De hecho, me atrevería a decir que mucha gente no sabe que Make You Feel My Love es una composición de Dylan, pensando en darle crédito a cantantes modernos que la han interpretrado). Su música no era la que pudiera escucharse de manera típica en Los Bellos Tiempos (creo que llegué a pedirle alguno de sus temas, "cualquiera", al Lic. Octavio González. No hubo éxito) o 91x. No recuerdo tampoco haberme topado con sus álbumes durante mis búsquedas en Salinas & Rocha. Por suerte, se dio la casualidad de que, entre Marzo o Abril del 99, un amigo de mi padre le recomendó el servicio de Columbia House para la compra de discos a "bajo" precio. El sistema en nuestro país funcionaba de manera más razonable que el de EEUU, por lo que nos suscribimos. Pensé que íbamos a utilizarlo bastante, pero... al final, y a pesar de que continuamente nos mandaban sus catálogos (de los que recuerdo haber conservado algunos. De ser así, espero compartirlos en alguna entrada futura) simplemente lo usamos una vez. Fue, sin embargo, cuando tuve la oportunidad de adquirir el que fue mi primer CD: Bob Dylan's Greatest Hits, reedición del original de 1967.
Dicho álbum me vino perfecto, puesto que no sólo incluía Like a Rolling Stone y Blowin' in the Wind (uno de los trabajos de Dylan que tuvo cover al español durante la época del Rock en México, a cargo de Vianey Valdéz. Resulta irónico que, con los años, llegó a adaptarse como himno religioso), sino lo mejor de su primera época. Así fue como conocí It Ain't Me Babe, Mr. Tambourine Man (bueno, ya la había esuchado con The Byrds) y, sobre todo, Positively 4th Street y Just Like a Woman. Estas dos canciones se convirtieron en mis favoritas del repertorio de Bob. Creo recordar que, sin ir más lejos, Just Like a Woman fue la primera canción que hice el intento de traducir por mí mismo, una vez que tuvimos acceso a Internet en casa e imprimí la letra. Positively 4th Street es increíblemente buena, con una letra tan cruel, tan ácida... espléndida.
Durante varios años consideré a Dylan como el mejor cantautor que podía mencionar, si se me preguntaba al respecto. Aun así, ya desde entonces no lo catalogaba como mi favorito. No fue sino hasta que conocí a Morrissey en 2006 que, realmente, pude decir que había encontrado a mi primer ídolo musical en regla. Y es que, aunque existe una gran distancia entre las capacidades compositoras de Bob Dylan con las del Juanga de Manchester, con Morrissey se dió un "click" que nunca había podido sentir con la música de quien, una década más tarde, ganaría el Nobel de Literatura. Esto se repitió cuando pude escuchar a Leonard Cohen y Tom Waits, y todavía más con Zevon al poco tiempo. Y es fecha que, a pesar de que Bob Dylan significó una parte básica de mi formación como melómano, no puedo considerarlo entre mis cantautores predilectos. Pondría a Nick Cave o Steve Earle antes que a Dylan, si tuviera que seguir nombrando a mis ídolos, después de los diez que pueden ver a la derecha del blog.
Y no sé por qué. Simplemente, y a pesar que sin Dylan tal vez no me hubiera fijado nunca en la importancia del mensaje detrás de una canción, siempre responderé a la pregunta "¿Dylan o Cohen?" de manera muy obvia.
Mencionando un par de temas de Bob Dylan que me gustan particularmente, quisiera incluir covers en lugar de las versiones originales. En parte porque al menos una de ellas es bastante conocida en voz de Dylan... y porque las versiones que voy a compartirles merecen ser rescatadas debido a calidad (en mi opinión). Comencemos con el dueto Brewer & Shipley, quienes son muy recordados gracias al tema One Toke Over the Line. Vamos a escucharlos con su genial versión de All Along the Watchtower, de 1969. Me gusta mucho más que la de Hendrix, honestamente.
Y ahora tenemos a The Everly Brothers, con su interpretación de Abandoned Love. Esta versión formó parte del disco Born Yesterday, publicado en 1986. La original de Dylan nunca me ha convencido mucho, pero la de los Everly es buenísima.
Había planeado que este post fuera rápido, sólo con el tema de Brewer & Shipley. Al final, me arranqué hablando más y más de mi historial con BobDylan, para terminar con lo que ahora pueden ver en su pantalla. Típico de mí, supongo. Tendremos la próxima entrada para el día Lunes, con algo de poesía y la influencia no planeada de The Sounds of Silence. Más historias, más música para Ir y Quedar.
Viernes por la noche en 1998, con amplio surtido musical.
Tengo que aceptarlo: mis recuerdos de la emisora Stereo 7, en el 107.7 de FM de Monterrey, lamentablemente no son muy amplios. Como les he contado en el blog en otras ocasiones, sería más o menos a mediados de 1998 cuando dejé de ponerle atención únicamente a las estaciones de AM. Para entonces ya conocía muy bien a la RG 690, Radio Centro 770, Radio Recuerdo 860 y otras más, orientadas a la música en español de entre 1960 y 1990. Ahora bien, de FM sólo conocía a 91x (en el 91.7), Planeta 104.5 (por Los Bellos Tiempos, en específico. La música que tocaban de manera regular era "moderna"... de esos ayeres, claro, lo que no iba con mi estilo. Siempre he sido medio contreras en cuanto a seguir lo que está en boga, sea por convicción o por simple hipsterismo que a veces me pega en el orgullo) y (ok, ok, lo acepto) a la Banda 93.3. Stereo 7, sin embargo... era como StereoRey: sabía que estaba ahí, pero muy rara vez me ponía a escucharla... Y, ya que hablamos de StereoRey, sí: tengo unas cuantas grabaciones de Looking Back. Pero de eso hablamos luego.
La historia de Stereo 7 nos lleva hasta el 7 de Julio de 1977, cuando su señal comenzó a formar parte de la FM de Monterrey. De no haber desaparecido en Enero de 2001 para convertirse en Imagen Radio (de la que tampoco estaría mal hablar en el futuro. Era más de noticias y opinión, pero también daban buena música en 2002/2003, como Los Especiales por Imagen, dedicados a los discos en vivo), la emisora se encontraría próxima a cumplir 47 años de vida en exactamente un mes. Hablando ya sobre la cartelera de Stereo 7, puedo recordar a -por supuesto- Beatles Forever. Ya les he hablado en varias ocasiones de este programa, con la conducción del recientemente fallecido Arturo Guerrero y su esposa, Laura Gerbasi. El bloque se transmitía todos los Sábados por la mañana, siendo de hecho el motivo de mi primer acercamiento a la estación.
También tengo presentes algunas memorias del Espacio Romántico (segmento que, como su propio nombre nos lo indica, se componía de baladas en inglés), y muchas personas recuerdan un programa llamado Tengo Miedo, que comenzaba la noche del Miércoles para extenderse hasta bien entrada la madrugada del Jueves. Seré honesto: jamás llegué a sintonizar dicho bloque, el cual era al estilo de La Mano Peluda o Noches de Misterio. Mi hermano mayor, que ya era aficionado de la radio cuando yo apenas comenzaba, me ha comentado que sí lo recuerda, pero vagamente. En YouTube pueden encontrarse bastantes grabaciones de Tengo Miedo, el cual parece haber estado al aire entre 1997 y 1999. Poco, pero lo suficiente como para quedar en la memoria de muchos, muchos radioescuchas de los 90 en nuestra ciudad.
No tuve la oportunidad de conocer la primera época de Museo del Rock, durante su periodo en Stereo 7. Para cuando supe que existía, ya contaba con un par de años en la 91x. El espacio, sin embargo, tuvo su origen en el 107.7 de FM, y Poncho Saldaña nos cuenta sobre ello en la entrevista que tuvo con Fernando Lozano en Febrero de 2023 (también cuenta sobre su cambio de 91x a Classic 106.9, lo que en su momento me sorprendió muchísimo, puesto que siempre lo consideré como la voz principal de la emisora de Radio Alegría. Años después vino el fin de la estación como la principal fuente de oldies en Monterrey, para convertirse en... pues en una cosa rara, que no tiene relación alguna con lo que fue la excelente 91.7 en su mejor punto, con el propio Saldaña, Pablo Carranza o Antonio Guerrero Hilton).
Y en lo que puedo suponer que fue, precisamente, una manera de sustituir a Museo del Rock cuando Poncho Saldaña se une a Radio Alegría, en Stereo 7 tenían un programa llamado La Máquina del Tiempo, el cual también se transmitía la noche del Viernes. No me puedo acordar del nombre de su conductor (tenía una voz muy peculiar, difícil de confundir), pero sí tengo presente que la selección musical era muy al estilo de Museo del Rock (por no decir que prácticamente igual: Rock en inglés de 1970 a -más o menos- 1990. Sorprende el paso del tiempo cuando pensamos que en 1998 ya se consideraba como retro lo que fue novedad en, por decir, 1985. Es como escuchar algo de 2011 en la actualidad. Se siente que no fue hace mucho, ¿verdad?... Pero ya han pasado casi 15 años. Antes de cumplir los 24 ó 25, el tiempo avanza muy lento. Después de esa edad, se va de cero a cien, moviéndose cada vez más y más rápido).
Mientras sintonizaba La Máquina del Tiempo el 25 de Diciembre de 1998 (Navidad, sí. Tuvo que ser en esta fecha; cuadra perfectamente con otras grabaciones que tengo de esos mismos días. Eran las vacaciones navideñas en mi primer año de Secundaria, del 17 ó 18 de Diciembre al 4 de Enero), me pareció buena idea grabarPretty Woman de Van Halen (original, por supuesto, del gran Roy Orbison), y por algún motivo también dejé corriendo la cinta mientras sonaba el promo/jingle... lo que era raro, puesto que trataba de economizar todo lo posible la capacidad de los cassettes. Sea cual haya sido la razón, me alegra haberlo hecho. Aquí se los comparto:
El final de Stereo 7 llegó el 17 de Enero de 2001, cuando se convirtió oficialmente en Imagen Radio (y, en una de esas ironías que dan en ocasiones, Grupo Imagen tenía algunos meses transmitiendo sus noticieros en la 91x).La nueva estaciónera, básicamente, lo que StereoRey había sido durante años, con segmentos de noticias y opinión mezclados con música de Rock/Pop ochentero en inglés. Para ese momento yo había dejado de escuchar la radio de una manera tan activa desde Marzo o Abril de 2000, estando más interesado por experimentar con mi computadora y... Half-Life. Cuando ya en 2001 traté de buscar mis emisoras de costumbre, me encontré con que Stereo 7 ya no existía... y así continúa hasta la fecha, puesto que Imagen Radio sigue activa en la misma frecuencia después de casi 25 años, sin alejarse de su formato original.
Y eso es lo que puedo contarles sobre mis recuerdos de Stereo 7. Estaba seguro de tener algunas grabaciones más, pero no he podido encontrarlas entre mis cassettes. Seguiré buscando, que deben estar por ahí. Si es que salen, las compartiría en mi canal de YouTube. Mientras tanto, ya nos veremos en el próximo post... del cual no tengo idea de qué será, pero ya se me ocurrirá algo. Siempre hay algún recuerdo del que vale la pena hablar.
Una de las desventajas de no tener redes sociales es que, en ocasiones, no te enteras de algunas noticias importantes sino hasta mucho después de que han ocurrido. Ayer, mientras investigaba un poco para escribir un artículo más sobre la presencia de The Beatles en la radio de Monterrey, supe del fallecimiento de Arturo Guerrero. Como había mencionado en mi entrada sobre La Caverna, el Sr. Guerrero era el principal promotor, cronista y entusiasta de la música de The Beatles en la ciudad, posición que compartía con su esposa, Laura Gerbasi. Ambos fueron durante muchos años los anfitriones del programa Beatles Forever, mismo que se transmitió con diferentes épocas y nombres en Stereo 7, 91x, D99 y Classic 106.9, siendo hasta hace pocos años una presencia constante en la radio local.
El Norte, sección "Vida" (08/12/2000)
Lamentablemente, no tengo tantos recuerdos como quisiera de Beatles Forever, pero aquellos que poseo se han quedado perfectamente en mi memoria. La primera vez que escuché el programa fue cuando todavía formaba parte de la cartelera de Stereo 7, a principios/mediados de 1999. Recuerdo muy especialmente una ocasión en la que hablaron de la ceremonia del Salón de la Fama del Rock and Roll de dicho año, que fue cuando se incluyó a Paul McCartney como solista (debió de ser el 20 de Marzo, puesto que la ceremonia fue el Lunes 15. Y me acuerdo de esto porque Sir Paul, junto con Billy Joel y otras figuras, interpretaron una versión de Let it Be, la cual fue transmitida en el programa y tuve la precaución de grabar). Tengo que admitir que después de 2003, cuando ya tenían cierto tiempo en la 91x como Beatles One, pocas veces llegué a sintonizar el bloque... razón por la cual no dispongo de muchas grabaciones o memorias que pudiera -y que me gustaría- compartir. Aun así, y a manera de recordar el trabajo realizado por Arturo Guerrero, dejaré una pequeña grabación realizada en Enero de 2002 (muy probablemente el Sábado 26, poco antes de regresar al segundo semestre de Prepa...).
Dos cosas que tengo muy presentes de esa época: pasaban mucho la canción Vanilla Sky de McCartney, que en dicho momento estaba de moda por el lanzamiento de la película del mismo nombre (y de la que era, claro está, el tema principal). Otra canción que se escuchaba bastante era Las Brisas, track en voz de Ringo Starr con estilo mariachi que le fue inspirado por el puerto de Acapulco, parte del disco Ringo's Rotogravure (1976)... Y, tristemente, es todo lo que puedo contar sobre Beatles Forever. Recuerdo su jingle "Beatles Forever - All you need is yesterday", pero no hay más que pueda decirles. Hay muchas cosas que las que sólo puedo arrepentirme por no haber conservado un mejor registro en mis archivos, y la historia del programa del Sr. Guerrero y su esposa es una de ellas. A pesar de lo anterior, no quería dejar pasar la ocasión sin mostrar mis condolencias por la pérdida de quien, sin duda, representó mejor que nadie a The Beatles en Monterrey.
A manera de continuación del post que dediqué a mis blogs musicales de antaño, he estado leyendo algunos de los artículos que escribí en su momento para ellos (y que aún se conservan en los archivos de The Wayback Machine, ya que -previsiblemente- no están todos). Varios de los textos son, en una palabra, inútiles. Entradas cortas, sin mucho sentido o propósito, más allá de poner una canción que sirviera de relleno temporal para el contenido del blog en turno... eso sin mencionar que muchas de esas canciones eran tremendamente conocidas; nada que pudiera calificarse como raro o único (¿el equivalente a "comida rápida" para un blog hambriento de novedad y un autor con poco cerebro? Mmm... pues sí. Sí, podría decirse). Ahora bien, también he redescubierto otros artículos que me parecen de una calidad moderamente respetable. Tienen ciertos detalles que no acaban de convencerme, pero no es nada que no se pueda corregir con tan solo un poco de pulido.
Creo que dichos escritos se merecen una segunda oportunidad, así que voy a tomarme el tiempo de rescatarlos para que queden como parte de este nuevo proyecto que es Ir y quedar. Comenzaré con la que probablemente fue una de las entradas más populares de mi primer blog musical. No será la única, por supuesto... Hay al menos unos 4 ó 5 artículos "refriteados" (si no es que más) que aparecerán por aquí en el futuro. Pero vamos poco a poco; por ahora, y sin más preámbulo y habladuría de mi parte, saquemos del olvido al primero de esos textos que compuse entre 2008 y 2009. Corre video.
I. Surf of the Border
Una de las piezas de Rock instrumental que cosechó más éxito en México durante la década de 1960 fue, sin duda, Tijuana Surf (mucho más conocida como, simplemente, Tijuana), a cargo de la banda Los Persuasivos. No deja de ser llamativo el hecho de que, a pesar de haberse convertido en un hitazo a todo lo largo del país (siendo popular inclusive entre quienes no tienen mucho conocimiento o interés por el Rock nacional de corte "clásico"), el origen de esta melodía sea todo un enigma para muchos, puesto que el público mexicano llegó a conocer muy poco sobre la historia de sus intérpretes.
En realidad, el nombre de Los Persuasivos era The Hollywood Persuaders –aunque también se les conoce como The Persuaders.. o, vaya,el spanglish Los Persuaders-, y no eran un grupo de connacionales de la ciudad de Tijuana. Su verdadero origen nos lleva a Rancho Cucamonga, California, a comienzos de la década de 1960. La banda nunca existió como tal, con miembros formales que puedan ser identificados de manera clara: fue un proyecto conformado por Paul Buff, el entonces director de la compañía discográfica Pal Recording Studios. Su principal mérito consistía en la posesión de una grabadora de cinco pistas, hecho rarísimo para un estudio pequeño de la época, y a la atención que le ponían específicamente al género Surf (fue en donde se grabó la conocidísima Wipe Out, a cargo de The Surfaris).
El tema Tijuana Surf aparece en 1963 en disco sencillo, junto a la pieza Grunion Run. Por lo que he podido averiguar sobre Buff, todas las fuentes coinciden en que era un hombre bastante excepcional en cuanto a conocimientos técnicos... de hecho, parece ser que cada instrumento deTijuana Surf fue interpretado por él mismo, quien luego realizó el mix de sus propias pistas para sonar como una banda completa. Pasó igual con el resto de los temas publicados bajo el nombre de The Hollywood Persuaders/The Persuaders, teniendo apoyo ocasional de músicos de estudio. PaulBuff se apunta un éxito moderado dentro de EEUU gracias a Tijuana, pero se transforma rápidamente en todo un fenómeno en México. En 1965 se lanza un LP, Drums A Go-Go, en el que se incluye el tema que hoy nos ocupa y la melodía que da título al disco (y que, por lo que he notado, tuvo más popularidad en el resto del mundo que Tijuana Surf, llegando a aparecer en el soundtrack de tres películas). La historia de The Hollywood Persuaders ya había terminado para entonces, sin embargo, pues Pal es convertida en Studio Z por nada más y nada menos que Frank Zappa en 1964.
Zappa es, precisamente, uno de los motivos que han hecho que The Hollywood Persuaders sigan en la memoria de los entusiastas del Rock. El músico de Baltimore estuvo ligado profesionalmente con Buff en la misma época en la que participaba con el grupo The Penguins. Ambos trabajaron juntos en labores de producción y edición entre 1960 y 1964, lo que llevó a Zappa a colaborar un poco con el proyecto de The Hollywood Persuaders. Se habla acerca de la "extensa" participación que Frank tuvo con la banda, pero lo cierto es que su experiencia musical sólo está presente en el tema Grunion Run, que él mismo escribe. Su guitarra no puede escucharse en Tijuana Surf o Drums A Go-Go, aunque sí estuvo detrás de la producción de ambos temas.
El éxito de Tijuana Surf en México motivó que varios grupos de la época realizaran adaptaciones vocales. La que fácilmente se puede considerar como la mejor (en mi opinión) y más conocida, es la que grabaron Los Seven Days en 1964. El cover de esta banda originaria de Laredo, Tamaulipas, pegó con mucha fuerza en el norte del país.
Y aquí les dejo todas las fuentes y referencias que tomé para el artículo en su momento. Increíblemente, y a pesar de que estamos hablando de un rango de tiempo de 15 años, todas las páginas citadas siguen online (la única que no me sorprende, claro, es Discogs. Las demás... wow). Les recomiendo darles una mirada, no solamente si quieren saber un poco más sobre The Persuaders, sino por el contenido general de cada una:
Tijuana siempre me traerá recuerdos de una época muy específica: el Verano/Otoño de 1996, cuando cursaba Quinto de Primaria y me gustaba escuchar la programación nocturna de la RG 690 de Monterrey. Como llegué a comentar en una de las entradas anteriores, aunque dicha estación es conocida por centrarse en la programación deportiva, durante muchos años mezclaron las espacios de opinión con un horario dedicado a la música "del recuerdo". Fue precisamente gracias a la RG y la conducción de Víctor Manuel Hernández (y otro locutor que se llamaba... ¿Juan Uriegas? Sí, si no estoy mal, ese era su nombre. Pero se notaba de inmediato que no sabía mucho de música; el bueno era Víctor), que pude adquirir bastantes conocimientos de lo que fue el Rock sesentero de México. Bien podría explayarme acerca de mis recuerdos sobre La Deportiva, pero prefiero guardar energías para un post especial que incluya algunas grabaciones que conservo dentro de mis archivos y, por supuesto, más historias sobre la RG.
Al cierre del artículo de hoy, sólo comentaré que Tijuana era uno de los pocos temas a cargo de un grupo extranjero (fuera de otros cuantos de Bill Haley, a quien imagino que consideraban como "nacional" por el material que grabó con Orfeón durante su periodo en México, junto con Tequila de The Champs y La Bamba con Ritchie Valens) que podían escucharse en la programación musical de la RG. Para 1998, sin embargo, expandieron el contenido poniendo canciones de los 90, y en la conducción ya sólo quedaba Uriegas junto a otra conductora, quienes nunca hacían mucho caso cuando se les pedía alguna complacencia.
Pero esa es otra cosa, de la que ya hablaremos cuando llegue el momento.
Representación artística, no necesariamente apegada a la realidad, del Invierno del 98/99.
Hace un par de semanas les conté un poco sobre lo que fue la radio de Monterrey a fines de los 90, principios de los 2000. Quisiera continuar con dicho tema por el momento, centrándome con el artículo de hoy en uno de los programas que pudieron escucharse durante tal época, más allá de dos décadas en el pasado: La Caverna. No voy a decirles que estaba al tanto de dicho bloque "religiosamente" (no como me hubiera gustado, al menos), mas siempre trataba de hacerlo parte de mi rutina de los Viernes por la noche entre 1998 y 2000. Hagamos un poco de historia, como ya es costumbre en este blog... y reanudemos actividades, puesto que el par de días que había mencionado para la publicación del artículo de hoy terminaron convirtiéndose en más de diez. Sad!
Bien... es muy posible que algunos de los "millennials" que ya se pueden catalogar como veteranos (para no decir viejos... ah, me está sangrando la lengua) y que hayan tenido al menos un poco de afición por la radio durante su niñez o adolescencia, puedan recordar que, si hablamos de música de The Beatles, un programa básico en el panorama radial de Monterrey era Beatles Forever. Dicho espacio fue transmitido durante más de una década en la 91x (habiendo tenido su comienzo, años atrás, en Stereo 7), con la conducción de Arturo Guerrero y Laura Gerbasi. Tras el cambio de formato de 91x en 2013, el bloque se convirtió en parte de la familia Multimedios, teniendo su temporada en la cartelera de Classic 106.9.
Beatles Forever, en todas sus épocas y bajo diferentes nombres, se transmitió los Sábados por la mañana/mediodía (creo que también tuvo su periodo dominical, del cual no supe en su momento), convirtiéndose en una costumbre que marcaba el comienzo del fin de semana. Como ya he dicho antes, podemos considerarlo como el programa más importante de la historia de los Fab Four en la ciudad de Monterrey... Sin embargo, no fue el único, y precisamente por ello me gustaría dedicar esta nueva entrada del blog a la La Caverna.
I. When I was younger, so much younger than today...
La verdad, me ha sorprendido un poco el hecho de que sólo he podido encontrar una referencia a La Caverna en mis búsquedas de Internet, sin importar cuántas veces lo he intentado a través de los años. Quizá habrá personas que lo recuerden mucho mejor que yo, o que puedan darles información más detallada o precisa al respecto de su historia o conductores. Ahora bien, mientras que esas personas se animan a hablar, o prefieren seguir guardando sus recuerdos por una razón u otra (muy de respetarse, claro), les contaré mis propias memorias acerca de lo que fue este espacio de AM dedicado a The Beatles.
El Norte, sección "Gente!" 18/05/1998
Sin importar cuanto busque en mis archivos mentales de vivencias, me termina resultando imposible precisar cuándo o cómo supe que el programa existía, en primer lugar. Sé que tuvo que ser en algún momento de fines de 1998... quizá para Noviembre o Diciembre. Y sospecho que fue producto de la mera casualidad: que no se trató de algo que me haya puesto a buscar de manera específica. ¿Por qué les digo esto? Bueno... como ya les decía en un post anterior del blog, empecé a interesarme por la música en inglés a mediados del verano del 98. El gusto que le tomé al Rock de la década de 1950 terminó llevándome, de forma natural, a figuras tan básicas de su género como Elvis Presley, Little Richard, Roy Orbison y The Beatles. Para ese momento, todo lo que conocía de los "greñudos de Liverpool" era Live at the BBC y el gustadísimo The Beatles (también -y mejor- conocido como White Album). Eran dos discos excelentes que mostraban dos periodos de la historia de la banda: sus comienzos y, a manera de contraste, parte de lo que fue "el principio del fin". Y no obstante... de lejos lo veía como suficiente. Aunque 91x era, por mucho, la mejor estación para los oldies en inglés, me apoyaba principalmente en Los Bellos Tiempos y la paciencia (recalco paciencia) del Lic. Octavio González para conocer más y más temas de los Fab Four. Así, pude escuchar por primera vez canciones como Mr. Moonlight, I Saw Her Standing There, Anna (Go to Him, que ya conocía en la original de Arthur Alexander), Let it Be, And I Love Her (la cual, ya que hablamos de eso, creo poder afirmar que sonaba mucho más en la versión instrumental de Santo & Johnny Farina)... y, especialmente, la que llegó a convertirse en mi canción favorita por bastantes años: Yesterday. La voz melancólica de Paul McCartney, acompañado de su guitarra y el sonido del cuarteto de cuerdas, me provocó lo que sólo puedo describir como una fascinación pura. Para entonces aún no contaba con mucho dominio del inglés, así que sólo podía comprender algunos fragmentos de la letra. Aun así, la interpretación sentimenta de SirPaul, junto con esa melodía... esa melodía tan triste como bella, eran suficientes para comprender el mensaje implícito de un temazo como Yesterday. De hecho, la canción me gustaba tanto que hice el esfuerzo de comprar el cassette original de Help! (sí, en lugar del de Cat Stevens), sólo para sentir que la tenía de manera "oficial".
Fue en ese periodo de curiosidad musical por The Beatles que debo haber "descubierto" a La Caverna. Para entonces, según lo que he podido investigar en la hemeroteca digital del periódico El Norte, el programa había comenzado a transmitirse desde Mayo de 1998, cada noche de Viernes en la estación Radio Uno, 1510de AM (o Radiouno. Aquí entre nos, no sé cuál sea la nomenclatura correcta), una de las dos emisoras propiedad del gobierno del estado de Nuevo León. Seré honesto: Radio Nuevo León (como también se le conocía) no era una de las estaciones que captaban mi atención en aquellos tiempos. Y había motivos para ello: resultaba muy complicado poder sintonizarla, puesto que la señal se perdía fácilmente tras algunos minutos, para acabar con simple estática (o estaciones de Texas)... y eso que no me encontraba particularmente lejos de sus instalaciones físicas. Por otro lado, tenía la idea de que su programación era, em... pues... aburrida. Era el equivalente en radio del Canal 28 de Monterrey, mismo que estaba más orientado a la cuestión cultural/family friendly, de la que yo no tenía mucha idea o interés a los 13 años... con excepción, desde luego, de la entonces éxótica y llamativa selección de caricaturas europeas que formaban Ventana de Colores, tomadas directamente del Canal 11 del IPN. Fuera de una adaptación a radionovela de la serie de libros deProteo Fuerza 10 (bastante curiosa, por cierto. Presiento que fue una producción que venía del DF, no un trabajo local. Jamás he encontrado referencias de ella, pero no soy el único que la recuerda), la cual llegué a escuchar en Agosto del 98, Radio Uno formaba parte del "territorio desconocido" de la radio para el joven Catz. Las cosas hubieran seguido en tal forma de no ser porLa Caverna.
II. It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log
Al igual que Beatles Forever, en La Caverna se contaban anécdotas, historias y noticias relacionadas con The Beatles. El título del programa, como seguramente muchos lectores con conocimiento de la leyenda de los Fab Four podrán reconocer, era una clara referencia a The Cavern Club. Voy a ser completamente sincero y aceptar que no recuerdo el nombre de los conductores del bloque (no tiene caso echar mentiras). Pero, y de acuerdo con El Norte, eran Fernando Zabala y Manuel Borja. De lo que sí tengo memoria es que de vez cuando tenían invitados especiales, los cuales apoyaban a manera de coconductores. Naturalmente, la selección musical de La Caverna no estaba limitada a los trabajos de Beatles como grupo, sino también como solistas. De esta manera, era común que todo un programa estuviera dedicado al análisis/comentario de alguno de los álbumes de Harrison o Lennon, para darles un ejemplo, o simplemente recordando una fecha conectada con la historia de la banda. También recibían llamadas y correos electrónicos del público (llegué a mandarles uno, en el cual decía mucho... pero nada, al mismo tiempo. O sea: un post promedio de Ir y Quedar), con algunas peticiones ocasionales. No era un espacio para complacencias, al estilo deLos Bellos Tiempos, sin embargo. Era un programa "de nicho", destinado tanto para conocedores de la llamada Beatlemanía, como para los "neófitos" en dicho arte. Y yo me encontraba entre los últimos, sin duda alguna.
Cabe señalar que, remiténdome de nueva cuenta a El Norte, sí recuerdo que el bloque se transmitía un poco tarde. El horario de las 10:30 PM no era el mejor. Hablamos de Viernes, cerca de la medianoche... Imagino que una buena parte del público potencial celebraba la llegada del fin de semana, mientras que algunos de nosotros -los más chamacos- ya teníamos sueño después de pasar cinco días despertando antes de las 6:00 AM. Ahora bien, quizá estoy confundido (han sido 25 años, bear with me), mas creo que llegó el punto en el que La Caverna podía escucharse cada vez más temprano. Para Junio del 99, pude sintonizarlos a las 9:00 PM, si no es que un poco antes. En ese horario, para el fanático del Rock clásico, competían no solamente con el espacio del Lic. González, sino también con Poncho Saldaña y su Museo del Rock por 91x, junto con La Máquina del Tiempo en Stereo 7. No la tenían fácil. A pesar de todo, se notaba que el equipo le ponía ganas, y que realmente les gustaba lo que hacían. De acuerdo con otro de los artículos de El Norte, el programa también comenzó a transmitirse los días Lunes por Radio Tecnológico, la estación propiedad del Tec de Monterrey, a partir del 19 de Julio del 99. No puedo acordarme de esto, la verdad... y, de cualquier manera, Radio Tecnunca podía sintonizarse en mis radios, igual que pasaba con Radio UANL y otras más, cuya señal no tenía la potencia como para llegar a mi zona.
Entremos en materia: no tengo muchas grabaciones de La Caverna en mis archivos, lamentablemente. La más antigua que conservo fue hecha el Viernes 25 de Diciembre del 98, con un pequeño fragmento de We Can Work it Out y uno de los Christmas Messages de The Beatles. No voy a compartirla porque no tiene nada que confirme que se trata de una grabación de La Caverna (yo sé que lo es... pero, al final, suena como una simple grabación más, que pudo haber sido hecha en cualquier momento y en cualquier estación. Va lo mismo para otra que tengo con It Don't Come Easy de Ringo Starr, que data de la Semana Santa del 99). En lugar de dejarlos con un contenido que puede ser calificado como dudoso, me iré a la segura y compartiré un par de grabaciones que realicé entre Junio y Julio de 1999. Tendrán que perdonar el sencillo video; lo importante aquí es el audio 😛:
Voy a estar un poco en desacuerdo con lo que se discute en la primera parte de la grabación, puesto que, a diferencia del equipo de La Caverna, Hello Little Girl (la primera canción con créditos a la dupla de Lennon y McCartney) siempre me ha gustado mucho más con The Fourmost que con los propios Beatles. Sin ir más lejos: fue precisamente la razón por la que empecé a grabar aquella noche de hace 25 años. Aquí la tenemos:
Después llega Elvis Presley interpretando una versión en vivo de Yesterday. Ya he mencionado que era mi canción favorita y, sabiendo que existía un cover de The King (gracias a uno de los muchos cassettes que soñaba con poder comprar), me apresuré a grabarlo cuando un radioescucha -más aventado que yo- lo pidió a manera de complacencia. Noten que se menciona el correo "cavern@latinmail.com". LatinMail... el servicio dejó de existir hace muchos años. Junto con Correoweb y Mixmail, fue en donde tuve uno de mis primeros correos personales. Me trae algunas memorias difíciles de cuando tuve que lidiar con mi primera (y única) infección informática: el maldito Klez, cortesía de Brasil... luego les cuento sobre eso. Por ahora, escuchemos a Elvis:
Y no está de más cerrar con un poco de Ringo Starr, uno de los temas que siguieron al Yesterday de Elvis en la segunda parte de la grabación: de Beaucoups of Blues, la melancólica I'd Be Talking All The Time.
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III. They were right, I was wrong
El Norte, sección "Gente!" (08/12/2000)
¿Qué pasó con La Caverna y su equipo? La última vez que los escuché tuvo que ser a principios de 2000. Debo confesarles que para ese momento estaba más interesado en experimentar con mi computadora que en lo que podía ofrecerme la radio. Ya tenía herramientas como Napster y, por tanto, había dejado atrás los cassettes de grabar y las compras baratas en Salinas & Rocha, para dedicarme a estupideces (porque lo fueron) como el mapeo para DooM. Al igual que pasó con muchos otros bloques de la radio que habían sido parte de mi rutina diaria, un Viernes simplemente dejó de sonar para mí la música de La Caverna...abandonando, al menos por un tiempo que ahora me resulta penoso recordar, lo que fue mi época músical de fines de los 90.
Revisando la información publicada en, de nuevo, la hemeroteca de El Norte, el programa seguía al aire para Diciembre de 2000, puesto que ofrecieron una transmisión especial por los 20 años del asesinato de Lennon. Después de esta fecha, mientras redactaba el artículo de hoy encontré una pequeña mención de 2007 indicando que el programa ahora se transmitía por Opus 101.9 de FM, pero no hay más datos. Volviendo al pasado, yo retomé mi pasión por la radio en Febrero/Marzo de 2001 (digamos que... mi adicción a la PC me llevó a tener algunos problemas escolares bastante graves. Así que me vi obligado a calmar las cosas, so pena de tener consecuencias muy lamentables), aunque no recuerdo haber buscado el programa en ese periodo. Les voy a fallar con el dato de cuándo terminó La Caverna, mas tengo la sospecha de que le tocó una buena temporada en Radio Tec, presintiendo lo mismo para su periodo en Opus. No sabría decirles por qué lo pienso... simplemente, es algo que sospecho. Quizá estoy equivocado, quizá no. Lo que importaba el día de hoy era recordar de manera justa lo que fue el proyecto de La Caverna. Y espero, ciertamente, haberlo conseguido.
Catz buscando discos a precio razonable en Salinas & Rocha (1999, colorized)
Ya sé que voy a sonar como uno de esos comentarios tontos (y bastante cliché) de YouTube, pero... creo que puedo asegurar que mi entusiasmo y gran cariño por la música empezaron desde que era muy niño, puesto que apenas tenía 7 años cuando, por elección propia y movido por una extraña curiosidad, me ponía a escuchar los cassettes que formaban parte de la numerosa colección de discos de la familia. Aunque esa chispa de interés por las cuestiones musicales había nacido un poco antes, gracias a cierto tema en inglés de 1954 (Rock Around the Clock de Bill Haley. Todo se lo debo a las geniales carpetas de Los Monstruos del Ritmo de Sabritas... específicamente, a Rocky' n Roll), la verdad es que no le prestaba mucha atención a la música en tal idioma. Mis gustos se limitaban por completo a las canciones en español, o a las melodías instrumentales. Y es que, después de todo, era comprensible. Mis habilidades con el inglés, haciendo a un lado las palabras básicas y "comerciales", era nulo. A diferencia de mis dos hermanos mayores, quienes aprendieron el idioma desde la educación elemental, el plan conmigo fue distinto. Más... rústico.
Vaya: como estudiante de Primaria pública en lugar de colegio cremoso y privado, el inglés no formaba parte del programa de mi enseñanza básica. De hecho, en algún momento me dijeron que adquirir preparación en el inglés se me iba a "dificultar mucho", que quizá "nunca" podría aprenderlo... y que debía preocuparme por ello. Ahora bien, a pesar de las advertencias gitanas, mis padres no se iban demasiado con la idea de que recibiera clases particulares, así que pasé varios años sin prestarle importancia a mi pobre dominio del vocabulario anglosajón. Esta bendita ignorancia trajo como resultado que las canciones en dicho lenguaje me parecieran incomprensibles: balbuceos acompañados de música, sin interés para mis oídos infantiles (con la posible y única excepción de Sixteen Tons, en voz de Alberto Vázquez, muy buena versión del clásico de Tennessee Ernie Ford que era bastante fácil de escuchar en las estaciones de AM. Por cierto: Vázquez siempre será, para mí, el mejor intérprete mexicano de la era del Rock, incuestionable. Era, y sigue siendo, un chingón). El caso es que todo el panorama de los idiomas empezó a cambiar en mi vida con la llegada del verano de 1998. Fue cuando se dieron, al mismo tiempo (quizá por suerte; quizá porque ya era el momento), varias situaciones que me llevaron a, por fin, darle su merecido lugar a esa música que había ignorado hasta entonces por la barrera del lenguaje.
I. It's still Rock and Roll to me
Lo primero que pasó no podía evitarse: en ese año entré a la Secundaria... y, como es sabido, una de las materias por defecto de la educación en México, tanto en Secundaria como en Preparatoria, es (o era, no sé cómo anden las cosas actualmente) el Inglés. Me gustara o no, y sin importar el "temor" que pudiera experimentar hacia el idioma, iba a tener que aprenderlo. Un poco antes de ello, todavía durante las vacaciones, empecé a ganar más contacto con la música en inglés por diferentes medios. Si alguien de Monterrey me está leyendo (y que sea mayor de 30), posiblemente recordará que el Canal 34, entre el 95 y 97, dedicaba su transmisión principalmente a películas y programas de videos musicales. Esto cambió para, más o menos, principios del 98 (quizá poco antes, quizá poco después), cuando se convirtió paulatinamente en repetidora del Canal 4 del DF (entonces llamado Central 4. Sí, en el que pasaban series animadas como Dilbert, Daria, King of the Hill o la primera temporada de Family Guy, junto con "live-action" que en ese momento gozaba de mucha popularidad en EEUU y Canadá, siendo el caso de Are you afraid of the dark?, Goosebumps o Seinfeld). Como relleno a dicha carterlera, también incluían los típicos informerciales de media hora... y uno de ellos, que regularmente aparecía los sábados a la 1:00 PM, estaba dedicado a una colección musical llamada Rock 'N' Roll Era, del editor Time-Life. Consistía en 7 álbumes con temas en inglés de la época de comienzos del Rock, abarcando de 1954 a 1961. Durante muchos años pensé que estaba perdido, pero un usuario de YouTube lo publicó recientemente. Aquí se los dejo, aunque cabe señalar que está en inglés (un agradecimiento sincero a Joe's Video Archivespor subir este material):
Sí... es tal como lo recordaba, aunque por el Canal 34 lo pasaban con doblaje nacional. Me acuerdo muy bien que Steve Carlson era interpretado por el actor Gerardo Reyero, cuya voz estaba ganando mucha popularidad en todo el país por su trabajo como Freezer en Dragon Ball Z (eran justamente los días cuando se estrenaron dichos episodios por el Canal 5. Como buen púber de 12 años, por supuesto que los vi). No está de más aclarar que la colección completa de Time-Life era extremadamente grande (más de 50 álbumes), pero la versión que se vendía por medio del Canal 34 resultaba muy básica, aunque no por ello mala (era una variante patrocinada por el presentador Dick Clark, hombre muy querido por el público de EEUU). El caso es que dicho infomercial contenía fragmentos de muchas de las versiones originales de los temas que yo conocía por los covers hechos en México. Mis padres ya me habían aclarado que las canciones del Rock mexicano que yo solía escuchar eran, en su mayoría, adaptaciones de temas en inglés, francés o italiano. Naturalmente, no le había dado importancia a ese detalle sino hasta que pude conocer tales canciones de primera mano. Este informercial, que para el Canal 34 no era otra cosa más que simple relleno pagado, me había dejado una cosa muy clara: no importaba cómo, pero quería saber más de Buddy Holly, de Fats Domino, Roy Orbison, Chuck Berry, de los Everly Brothers... nombres que poco antes me habían resultado completamente extraños.
Por esas mismas fechas, un compañero de trabajo de mi padre le prestó el genial Live at the BBC de The Beatles, lo que provocó una conversación sobre Buddy Holly y su influencia para The Fab Four con Crying, Waiting, Hoping. Esto a su vez llevó a que me contara sobre Ritchie Valens y la película La Bamba, que luego trajo la compra del soundtrack (muy bueno, por cierto). Un par de discos más y algunas conversaciones con el viejo sirvieron para que, en cuestión de unas pocas semanas, conociera más canciones en inglés de las que podría haber escuchado en un par de años. Ahora bien, yo quería conocer más... Ahora bien, la cosa es que cuando tienes 12, es 1998 y falta todavía para que sepas lo que es el Internet, la única manera de obtener música es: o pedirla en alguna estación de radio, o ver si puedes encontrar los discos a precio razonable. Al final, y como seguramente todos mis contemporáneos hicieron, terminé creando una mezcla de ambas cosas.
En cuestión de la radio, yo no salía de AM, teniendo muy claro cuáles eran las estaciones en las que sabía que podía escuchar Rock de los 60 en español: la RG 690 (no se dedicaban a los deportes al 100% en esa época. Tenían programación musical durante las noches y, al menos entre 1995 y 1997, sólo música "del recuerdo", con la conducción de Víctor Manuel Hernández. Yo les marcaba bastante... quizá demasiado), Radio Recuerdo (que, si no estoy mal, es la única estación de "mis tiempos" que sigue activa hasta la fecha, con su estilo intacto. Da miedo pensar que aquellos temas que que estaban de moda en los 2000 ya se consideran como música "retro"... ¿verdad?) y Radio Centro 770 (al igual que Radio Recuerdo, su estilo iba más orientado al Pop de los 70, 80 y parte de los 90, pero dedicaban 4 horas al Rock sesentero cada día). Sabía que, si quería tener una mayor idea del Rock de los 50/60 en inglés, tenía que pasarme a FM. Y el mejor programa para tal fin era, sin duda alguna, Los Bellos Tiempos, conducido por el Lic. Octavio González (video del canal de LUISMANUEL SALAS).
Tengo bastante para contarles sobre Los Bellos Tiempos, tanto durante su época en Planeta 104.5 como tras su conversión a Golden Planet... y, claro, su cambio a la FB 630 de AM. Hay varias anécdotas que ya publicaré en su momento, lo mismo que algunas grabaciones del programa que tuve oportunidad de registrar entre 1998 y 2003. El caso es que gracias al Lic. Octavio, y a otras figuras de la radio cuyos nombres ya ni siquiera -para mi disgusto- puedo recordar (como el grupo que conducía, los Miércoles y Sábados de 2001/2002, varias horas de transmisión con solo "oldies" en Radio Nuevo León. O el equipo de La Caverna, programa dedicado a The Beatles en la misma emisora, que podía escucharse los Viernes por la noche), fue que supe bastante de una música que durante años había visto como un mundo aparte, lejano y sin interés. Fue mi época como consumidor asiduo de la radio, la cual terminó acabándose en parte por mi entusiasmo hacia las nuevas tecnologías... y a que la radio, simplemente, dejó de ser lo que era por el simple paso del tiempo, la llegada de YouTube, los podcasts... y un largo etcétera.
II. You can't always get what you want
Ahora, ¿qué pasaba con los discos? Bueno... como podrán imaginar, a los 12 no tenía muchas posibilidades de comprar todo aquello que quería. Tuve que aprender a hacer un balance de aquellos álbumes que me gustaban y los que estaban al alcance de mis gastos. Las tiendas más populares del género, como Saharis (que ahora vende puro Funko Pop, ¿no? ¡Qué pérdida de estilo!) o MixUp eran buenas, por supuesto, pero siempre terminaba por encontrar un surtido más adecuado para mis pocos pesos en lugares como Sanborns, Del Sol (la sucursal del Centro tenía una sección de música muy buena, la verdad) y Salinas & Rocha. Se me hizo costumbre pasarme por estas tiendas con una frecuencia un poquito exagerada, especialmente cuando descubrí que por 10 ó 30 pesos podía conseguir cassettes con buen material... Algunos de dichos álbumes no tenían versiones originales (como la extensa serie de International Superhits Collection, producida por el maestro Herbé Pompeyo), pero al menos servían para conocer más canciones.
Lo que yo buscaba era tener el mayor aprendizaje posible sobre esa música de la que me había estado perdiendo. Claro: puedo mencionar a muchos discos que hubiera querido comprar, pero cuyo precio estaba fuera de mi nivel. La famosa Anthology de The Beatles, o inclusive Past Masters. Varios cassettes nacionales de Elvis (sobre todo Ballads)... Greatest Hits de Billy Joel... Estos álbumes tenían un costo promedio de 120 pesos en versión cassette (en CD llegaban a 180/200). Mi razonamiento era que podía aguantarme y dejarlos pasar, considerando que lo que pagaría por sólo uno de ellos era suficiente para comprar por lo menos 4 cassettes "menores", pero de precio accesible. Y así lo hice, de hecho, sabiendo que no tenía muchas opciones. Había que agregarle el hecho de que en ese tiempo también había comenzado mi interés hacia la lectura, por lo que tenía que decidir bien: discos o libros. No se podían tener ambas cosas.
Teaser and The Firecat, I presume...
Haciendo memoria de lo que fue ese Invierno/Primavera de 1999, uno de esos álbumes que quise comprar en su momento, y el más caro de todos (por alguna razón que nunca entendí), fue The Very Best of Cat Stevens. Era un álbum recopilatorio de 1990 con algunos de los temas más populares de Stevens, quien para entonces ya tenía un buen tiempo de hacerse llamar Yusum Islam. Yo, le verdad, no sabía mucho de sus trabajos, fuera de Peace Train (que pude escuchar en la 91x. Sí, también hablaremos de dicha estación en el futuro) y de algunas referencias que había encontrado en los discos de mi padre. Pero este cassette siempre me pareció... fascinante. Lo que más me gustaba era la portada: el dibujo representando a una noche tranquila y estrellada, con un personaje estrafalario cuya apariencia recordaba a un duende, acompañado de su gato rojizo y una hermosa luna llena. Me parecía una imagen poética... y extrañamente misteriosa. Cuando lo contemplaba por largo rato, pensando si mi estrategia de "ahorrador" valía tanto la pena, me recordaba a los dibujos de los libros de texto que había tenido poco antes, durante mis años como estudiante de Primaria. No había forma de saberlo a mis 13 años, pero dicha imagen estaba tomada directamente del libro infantil Teaser and The Firecat, escrito e ilustrado por el propio Stevens en 1972 como acompañamiento del álbum con el mismo título (y que, para mí, es uno sus trabajos definitivos como cantautor. Quizá el mejor de todos, desde mi punto de vista).
Así que, cada vez que me pasaba por la sección de discos en Salinas & Rocha, veía y veía este cassette... hasta que lo dejaba, sabiendo que la compra no iba a pasar. Me terminaba yendo a casa con algo de The Doors que, a suerte de buscar, me había costado una fracción de lo que la tienda pedía por el cassette de Stevens. ¿Que si terminé por comprarlo, después de todo? Pues... sí y no. A mediados de 1999 tuvimos la primera computadora de la familia. Con el descubrimiento de Napster y WinAmp, llegué a la conclusión de que era mejor aprovechar ambas herramientas y ahorrar el dinero que habría gastado en discos. Quizá fue una mala elección, pero en su momento me pareció lógico... Se habían terminado los frecuentes paseos por las tiendas de música, y el cassette de Cat Stevens se quedó en la repisa de Salinas & Rocha, o en la colección de algún otro comprador... que sí tenía dinero, puedo suponer.
Fue hasta 2008 cuando finalmente compré la reedición de The Very Best of Cat Stevens. Era básicamente el mismo álbum, pero con una portada muy distinta... sin ese encanto del duendecillo apuntando a la luna. He pensado en darle gusto a la nostalgia y dejarme de cosas, pidiendo por Ebay la primera versión del disco, esa que tanta curiosidad me despertó hace ya 25 años. Es posible que lo haga... mientras tanto, hace unos días sí que compré el libro original de Teaser and The Firecat. No podía faltar en mi colección de recuerdos, dado el valor emocional de esa pequeña, pero extrañamente reconfortante imagen que, sin exagerar, definió parte de mis primeros años de adolescencia...