sábado, 22 de junio de 2024

La deuda con Dylan

Meowing on the wind... ok, chiste predecible.
Supongo que, en cierta forma, sonará raro que un tipo como yo no considere a Bob Dylan entre sus ídolos musicales. Vaya: no me malinterpreten, por favor. No es que no me guste, o que no puedo apreciar su contribución a la cultura popular (no digo simplemente "a la música", porque la influencia de un hombre como Dylan va mucho más allá de lo que puede representar un solo arte. Estamos hablando de un Nobel de Literatura), pero... jamás le he tenido el nivel de aprecio que puedo sentir por Leonard Cohen, Townes Van Zandt o Tom Waits, por mencionar a tres de mis cantautores favoritos. No puedo precisar el motivo de esto, si he de serles completamente sincero. Imagino que es un tema que se reduce a gustos, a preferencias... y, sin embargo, soy el primero en admitir ante ustedes que es algo inusual. Y quizá contradictorio, en varios sentidos. 


I. No reason to get excited...



Es todavía más raro cuando pienso que fue, precisamente, gracias a Bob Dylan que comencé a fijarme con seriedad en la letra las canciones. Sería a fines de 1998, ya prácticamente en los últimos días de Diciembre, que escuché por primera vez Like a Rolling Stone. No fue la versión original; en ese tiempo tenía la costumbre de comprar, por unos 10 pesos de la época (que serían... cerca de 35 ó 40 en 2024), una serie de cassettes producidos por Herbé Pompeyo, en los que músicos de estudio interpretaban -en su idioma original- las canciones más populares de 1960 al propio 1998. La colección completa era enorme, puesto que había un álbum por año, cada uno con entre 16 y 24 temas. Se llamaba The International Superhits Collection, y en su momento compré unos 7... que aún conservo, y de los que me gustaría hablarles a detalle en el futuro (los CDs frecuentemente aparecen en MercadoLibre, por cierto. No son muy difíciles de encontrar. Y, ahora que lo pienso, debería de comprarlos. Nunca es tarde para completar ese afán de adolescente sin lana). El caso es que, aunque sabía que estos discos no incluían versiones originales, me gustaba adquirirlos por su precio accesible, y por el hecho de que gracias a ellos obtenía un buen conocimiento del panorama musical del año en cuestión. Por ese motivo es que, de manera indirecta, considero a Pompeyo como uno de mis maestros en cuanto a historia musical se refiere. Me llegó la oportunidad de escucharlo hasta que tuvo su programa La Taberna de Herbé, en Best FM 92.5. Seguía un formato muy parecido al de TISC, por cierto, ya que también tomaba un año y se dedicaba a hablarnos sobre las canciones que marcaron al mismo.

La mayor parte de los covers de estos álbumes eran de calidad aceptable, aunque había algunos que no tenían mucho para ofrecer. En el cassette correspondiente a 1965 se incluía una versión respetable de Like a Rolling Stone. Como decía antes, nunca había escuchado este tema. Sabía que era de Bob Dylan, por algún artículo que había leído meses antes, pero el nombre no significaba nada para mí. Y, a pesar de que mi inglés no era muy bueno todavía, y que el cantante que interpretaba el cover era un poco difícil de entender debido a su, por momentos, exagerada imitación del "acento Dylan", lo que pude comprender de la letra me pareció impresionante. No podía recordar algún tema como ese, y era aun mejor por su melodía. Me había encantando, y quería conseguir todo el material que pudiera de ese cantautor, que poco a poco dejaba de ser un misterio para mí.


II. When you ain't got nothing, you got nothing to lose



Y en verdad que no sabía nada de Dylan. No imaginaba que para 1998 ya tenía un gran historial de discos, siendo el gustadísimo Time Out of Mind el último de ellos (del que se desprenden la excelente Not Dark YetMake You Feel My Love, dos temas que se han vuelto sumamente populares en los últimos años. De hecho, me atrevería a decir que mucha gente no sabe que Make You Feel My Love es una composición de Dylan, pensando en darle crédito a cantantes modernos que la han interpretrado). Su música no era la que pudiera escucharse de manera típica en Los Bellos Tiempos (creo que llegué a pedirle alguno de sus temas, "cualquiera", al Lic. Octavio González. No hubo éxito) o 91x. No recuerdo tampoco haberme topado con sus álbumes durante mis búsquedas en Salinas & Rocha. Por suerte, se dio la casualidad de que, entre Marzo o Abril del 99, un amigo de mi padre le recomendó el servicio de Columbia House para la compra de discos a "bajo" precio. El sistema en nuestro país funcionaba de manera más razonable que el de EEUU, por lo que nos suscribimos. Pensé que íbamos a utilizarlo bastante, pero... al final, y a pesar de que continuamente nos mandaban sus catálogos (de los que recuerdo haber conservado algunos. De ser así, espero compartirlos en alguna entrada futura) simplemente lo usamos una vez. Fue, sin embargo, cuando tuve la oportunidad de adquirir el que fue mi primer CD: Bob Dylan's Greatest Hits, reedición del original de 1967.

Dicho álbum me vino perfecto, puesto que no sólo incluía Like a Rolling Stone y Blowin' in the Wind (uno de los trabajos de Dylan que tuvo cover al español durante la época del Rock en México, a cargo de Vianey Valdéz. Resulta irónico que, con los años, llegó a adaptarse como himno religioso), sino lo mejor de su primera época. Así fue como conocí It Ain't Me BabeMr. Tambourine Man (bueno, ya la había esuchado con The Byrds) y, sobre todo, Positively 4th Street y Just Like a Woman. Estas dos canciones se convirtieron en mis favoritas del repertorio de Bob. Creo recordar que, sin ir más lejos, Just Like a Woman fue la primera canción que hice el intento de traducir por mí mismo, una vez que tuvimos acceso a Internet en casa e imprimí la letra. Positively 4th Street es increíblemente buena, con una letra tan cruel, tan ácida... espléndida.

Durante varios años consideré a Dylan como el mejor cantautor que podía mencionar, si se me preguntaba al respecto. Aun así, ya desde entonces no lo catalogaba como mi favorito. No fue sino hasta que conocí a Morrissey en 2006 que, realmente, pude decir que había encontrado a mi primer ídolo musical en regla. Y es que, aunque existe una gran distancia entre las capacidades compositoras de Bob Dylan con las del Juanga de Manchester, con Morrissey se dió un "click" que nunca había podido sentir con la música de quien, una década más tarde, ganaría el Nobel de Literatura. Esto se repitió cuando pude escuchar a Leonard Cohen y Tom Waits, y todavía más con Zevon al poco tiempo. Y es fecha que, a pesar de que Bob Dylan significó una parte básica de mi formación como melómano, no puedo considerarlo entre mis cantautores predilectos. Pondría a Nick Cave o Steve Earle antes que a Dylan, si tuviera que seguir nombrando a mis ídolos, después de los diez que pueden ver a la derecha del blog. 

Y no sé por qué. Simplemente, y a pesar que sin Dylan tal vez no me hubiera fijado nunca en la importancia del mensaje detrás de una canción, siempre responderé a la pregunta "¿Dylan o Cohen?" de manera muy obvia.

====================================================

Mencionando un par de temas de Bob Dylan que me gustan particularmente, quisiera incluir covers en lugar de las versiones originales. En parte porque al menos una de ellas es bastante conocida en voz de Dylan... y porque las versiones que voy a compartirles merecen ser rescatadas debido a calidad (en mi opinión). Comencemos con el dueto Brewer & Shipley, quienes son muy recordados gracias al tema One Toke Over the Line. Vamos a escucharlos con su genial versión de All Along the Watchtower, de 1969. Me gusta mucho más que la de Hendrix, honestamente.


Y ahora tenemos a The Everly Brothers, con su interpretación de Abandoned Love. Esta versión formó parte del disco Born Yesterday, publicado en 1986. La original de Dylan nunca me ha convencido mucho, pero la de los Everly es buenísima.


Había planeado que este post fuera rápido, sólo con el tema de Brewer & Shipley. Al final, me arranqué hablando más y más de mi historial con Bob Dylan, para terminar con lo que ahora pueden ver en su pantalla. Típico de mí, supongo. Tendremos la próxima entrada para el día Lunes, con algo de poesía y la influencia no planeada de The Sounds of Silence. Más historias, más música para Ir y Quedar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario