lunes, 18 de marzo de 2024

Desde La Caverna

Representación artística, no necesariamente
apegada a la realidad, del Invierno del 98/99.
Hace un par de semanas les conté un poco sobre lo que fue la radio de Monterrey a fines de los 90, principios de los 2000. Quisiera continuar con dicho tema por el momento, centrándome con el artículo de hoy en uno de los programas que pudieron escucharse durante tal época, más allá de dos décadas en el pasado: La Caverna. No voy a decirles que estaba al tanto de dicho bloque "religiosamente" (no como me hubiera gustado, al menos), mas siempre trataba de hacerlo parte de mi rutina de los Viernes por la noche entre 1998 y 2000. Hagamos un poco de historia, como ya es costumbre en este blog... y reanudemos actividades, puesto que el par de días que había mencionado para la publicación del artículo de hoy terminaron convirtiéndose en más de diez. Sad!

Bien... es muy posible que algunos de los "millennials" que ya se pueden catalogar como veteranos (para no decir viejos... ah, me está sangrando la lengua) y que hayan tenido al menos un poco de afición por la radio durante su niñez o adolescencia, puedan recordar que, si hablamos de música de The Beatles, un programa básico en el panorama radial de Monterrey era Beatles Forever. Dicho espacio fue transmitido durante más de una década en la 91x (habiendo tenido su comienzo, años atrás, en Stereo 7), con la conducción de Arturo Guerrero y Laura Gerbasi. Tras el cambio de formato de 91x en 2013, el bloque se convirtió en parte de la familia Multimedios, teniendo su temporada en la cartelera de Classic 106.9.

Beatles Forever, en todas sus épocas y bajo diferentes nombres, se transmitió los Sábados por la mañana/mediodía (creo que también tuvo su periodo dominical, del cual no supe en su momento), convirtiéndose en una costumbre que marcaba el comienzo del fin de semana. Como ya he dicho antes, podemos considerarlo como el programa más importante de la historia de los Fab Four en la ciudad de Monterrey... Sin embargo, no fue el único, y precisamente por ello me gustaría dedicar esta nueva entrada del blog a la La Caverna.  


I. When I was younger, so much younger than today...




La verdad, me ha sorprendido un poco el hecho de que sólo he podido encontrar una referencia a La Caverna en mis búsquedas de Internet, sin importar cuántas veces lo he intentado a través de los años. Quizá habrá personas que lo recuerden mucho mejor que yo, o que puedan darles información más detallada o precisa al respecto de su historia o conductores. Ahora bien, mientras que esas personas se animan a hablar, o prefieren seguir guardando sus recuerdos por una razón u otra (muy de respetarse, claro), les contaré mis propias memorias acerca de lo que fue este espacio de AM dedicado a The Beatles.

El Norte, sección "Gente!"
18/05/1998
Sin importar cuanto busque en mis archivos mentales de vivencias, me termina resultando imposible precisar cuándo o cómo supe que el programa existía, en primer lugar. Sé que tuvo que ser en algún momento de fines de 1998... quizá para Noviembre o Diciembre. Y sospecho que fue producto de la mera casualidad: que no se trató de algo que me haya puesto a buscar de manera específica. ¿Por qué les digo esto? Bueno... como ya les decía en un post anterior del blog, empecé a interesarme por la música en inglés a mediados del verano del 98. El gusto que le tomé al Rock de la década de 1950 terminó llevándome, de forma natural, a figuras tan básicas de su género como Elvis Presley, Little Richard, Roy Orbison y The Beatles. Para ese momento, todo lo que conocía de los "greñudos de Liverpool" era Live at the BBC y el gustadísimo The Beatles (también -y mejor- conocido como White Album). Eran dos discos excelentes que mostraban dos periodos de la historia de la banda: sus comienzos y, a manera de contraste, parte de lo que fue "el principio del fin". Y no obstante... de lejos lo veía como suficiente. Aunque 91x era, por mucho, la mejor estación para los oldies en inglés, me apoyaba principalmente en Los Bellos Tiempos y la paciencia (recalco paciencia) del Lic. Octavio González para conocer más y más temas de los Fab Four. Así, pude escuchar por primera vez canciones como Mr. Moonlight, I Saw Her Standing ThereAnna (Go to Him, que ya conocía en la original de Arthur Alexander), Let it Be, And I Love Her (la cual, ya que hablamos de eso, creo poder afirmar que sonaba mucho más en la versión instrumental de Santo & Johnny Farina)... y, especialmente, la que llegó a convertirse en mi canción favorita por bastantes años: Yesterday. La voz melancólica de Paul McCartney,  acompañado de su guitarra y el sonido del cuarteto de cuerdas, me provocó lo que sólo puedo describir como una fascinación pura. Para entonces aún no contaba con mucho dominio del inglés, así que sólo podía comprender algunos fragmentos de la letra. Aun así, la interpretación sentimenta de Sir Paul, junto con esa melodía... esa melodía tan triste como bella, eran suficientes para comprender el mensaje implícito de un temazo como Yesterday. De hecho, la canción me gustaba tanto que hice el esfuerzo de comprar el cassette original de Help! (sí, en lugar del de Cat Stevens), sólo para sentir que la tenía de manera "oficial".

Fue en ese periodo de curiosidad musical por The Beatles que debo haber "descubierto" a La Caverna. Para entonces, según lo que he podido investigar en la hemeroteca digital del periódico El Norte, el programa había comenzado a transmitirse desde Mayo de 1998, cada noche de Viernes en la estación Radio Uno, 1510 de AM (o Radiouno. Aquí entre nos, no sé cuál sea la nomenclatura correcta), una de las dos emisoras propiedad del gobierno del estado de Nuevo León. Seré honesto: Radio Nuevo León (como también se le conocía) no era una de las estaciones que captaban mi atención en aquellos tiempos. Y había motivos para ello: resultaba muy complicado poder sintonizarla, puesto que la señal se perdía fácilmente tras algunos minutos, para acabar con simple estática (o estaciones de Texas)... y eso que no me encontraba particularmente lejos de sus instalaciones físicas. Por otro lado, tenía la idea de que su programación era, em... pues... aburrida. Era el equivalente en radio del Canal 28 de Monterrey, mismo que estaba más orientado a la cuestión cultural/family friendly, de la que yo no tenía mucha idea o interés a los 13 años... con excepción, desde luego, de la entonces éxótica y llamativa selección de caricaturas europeas que formaban Ventana de Colores, tomadas directamente del Canal 11 del IPN. Fuera de una adaptación a radionovela de la serie de libros de Proteo Fuerza 10 (bastante curiosa, por cierto. Presiento que fue una producción que venía del DF, no un trabajo local. Jamás he encontrado referencias de ella, pero no soy el único que la recuerda), la cual llegué a escuchar en Agosto del 98, Radio Uno formaba parte del "territorio desconocido" de la radio para el joven Catz. Las cosas hubieran seguido en tal forma de no ser por La Caverna. 


II. It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log




Al igual que Beatles Forever, en La Caverna se contaban anécdotas, historias y noticias relacionadas con The Beatles. El título del programa, como seguramente muchos lectores con conocimiento de la leyenda de los Fab Four podrán reconocer, era una clara referencia a The Cavern Club. Voy a ser completamente sincero y aceptar que no recuerdo el nombre de los conductores del bloque (no tiene caso echar mentiras). Pero, y de acuerdo con El Norte, eran Fernando Zabala y Manuel Borja. De lo que sí tengo memoria es que de vez cuando tenían invitados especiales, los cuales apoyaban a manera de coconductores. Naturalmente, la selección musical de La Caverna no estaba limitada a los trabajos de Beatles como grupo, sino también como solistas. De esta manera, era común que todo un programa estuviera dedicado al análisis/comentario de alguno de los álbumes de Harrison o Lennon, para darles un ejemplo, o simplemente recordando una fecha conectada con la historia de la banda. También recibían llamadas y correos electrónicos del público (llegué a mandarles uno, en el cual decía mucho... pero nada, al mismo tiempo. O sea: un post promedio de Ir y Quedar), con algunas peticiones ocasionales. No era un espacio para complacencias, al estilo de Los Bellos Tiempos, sin embargo. Era un programa "de nicho", destinado tanto para conocedores de la llamada Beatlemanía, como para los "neófitos" en dicho arte. Y yo me encontraba entre los últimos, sin duda alguna.

Cabe señalar que, remiténdome de nueva cuenta a El Norte, sí recuerdo que el bloque se transmitía un poco tarde. El horario de las 10:30 PM no era el mejor. Hablamos de Viernes, cerca de la medianoche... Imagino que una buena parte del público potencial celebraba la llegada del fin de semana, mientras que algunos de nosotros -los más chamacos- ya teníamos sueño después de pasar cinco días despertando antes de las 6:00 AM. Ahora bien, quizá estoy confundido (han sido 25 años, bear with me), mas creo que llegó el punto en el que La Caverna podía escucharse cada vez más temprano. Para Junio del 99, pude sintonizarlos a las 9:00 PM, si no es que un poco antes. En ese horario, para el fanático del Rock clásico, competían no solamente con el espacio del Lic. González, sino también con Poncho Saldaña y su Museo del Rock por 91x, junto con La Máquina del Tiempo en Stereo 7. No la tenían fácil. A pesar de todo, se notaba que el equipo le ponía ganas, y que realmente les gustaba lo que hacían. De acuerdo con otro de los artículos de El Norte, el programa también comenzó a transmitirse los días Lunes por Radio Tecnológico, la estación propiedad del Tec de Monterrey, a partir del 19 de Julio del 99. No puedo acordarme de esto, la verdad... y, de cualquier manera, Radio Tec nunca podía sintonizarse en mis radios, igual que pasaba con Radio UANL y otras más, cuya señal no tenía la potencia como para llegar a mi zona.

Entremos en materia: no tengo muchas grabaciones de La Caverna en mis archivos, lamentablemente. La más antigua que conservo fue hecha el Viernes 25 de Diciembre del 98, con un pequeño fragmento de We Can Work it Out y uno de los Christmas Messages de The Beatles. No voy a compartirla porque no tiene nada que confirme que se trata de una grabación de La Caverna (yo que lo es... pero, al final, suena como una simple grabación más, que pudo haber sido hecha en cualquier momento y en cualquier estación. Va lo mismo para otra que tengo con It Don't Come Easy de Ringo Starr, que data de la Semana Santa del 99). En lugar de dejarlos con un contenido que puede ser calificado como dudoso, me iré a la segura y compartiré un par de grabaciones que realicé entre Junio y Julio de 1999. Tendrán que perdonar el sencillo video; lo importante aquí es el audio 😛:


Voy a estar un poco en desacuerdo con lo que se discute en la primera parte de la grabación, puesto que, a diferencia del equipo de La Caverna, Hello Little Girl (la primera canción con créditos a la dupla de Lennon y McCartney) siempre me ha gustado mucho más con The Fourmost que con los propios Beatles. Sin ir más lejos: fue precisamente la razón por la que empecé a grabar aquella noche de hace 25 años. Aquí la tenemos:


Después llega Elvis Presley interpretando una versión en vivo de Yesterday. Ya he mencionado que era mi canción favorita y, sabiendo que existía un cover de The King (gracias a uno de los muchos cassettes que soñaba con poder comprar), me apresuré a grabarlo cuando un radioescucha -más aventado que yo- lo pidió a manera de complacencia. Noten que se menciona el correo "cavern@latinmail.com". LatinMail... el servicio dejó de existir hace muchos años. Junto con Correoweb y Mixmail, fue en donde tuve uno de mis primeros correos personales. Me trae algunas memorias difíciles de cuando tuve que lidiar con mi primera (y única) infección informática: el maldito Klez, cortesía de Brasil... luego les cuento sobre eso. Por ahora, escuchemos a Elvis:


Y no está de más cerrar con un poco de Ringo Starr, uno de los temas que siguieron al Yesterday de Elvis en la segunda parte de la grabación: de Beaucoups of Blues, la melancólica I'd Be Talking All The Time.


*****

III. They were right, I was wrong




El Norte, sección "Gente!" (08/12/2000)
¿Qué pasó con La Caverna y su equipo? La última vez que los escuché tuvo que ser a principios de 2000. Debo confesarles que para ese momento estaba más interesado en experimentar con mi computadora que en lo que podía ofrecerme la radio. Ya tenía herramientas como Napster y, por tanto, había dejado atrás los cassettes de grabar y las compras baratas en Salinas & Rocha, para dedicarme a estupideces (porque lo fueron) como el mapeo para DooM. Al igual que pasó con muchos otros bloques de la radio que habían sido parte de mi rutina diaria, un Viernes simplemente dejó de sonar para mí la música de La Caverna... abandonando, al menos por un tiempo que ahora me resulta penoso recordar, lo que fue mi época músical de fines de los 90. 

Revisando la información publicada en, de nuevo, la hemeroteca de El Norte, el programa seguía al aire para Diciembre de 2000, puesto que ofrecieron una transmisión especial por los 20 años del asesinato de Lennon. Después de esta fecha, mientras redactaba el artículo de hoy encontré una pequeña mención de 2007 indicando que el programa ahora se transmitía por Opus 101.9 de FM, pero no hay más datos. Volviendo al pasado, yo retomé mi pasión por la radio en Febrero/Marzo de 2001 (digamos que... mi adicción a la PC me llevó a tener algunos problemas escolares bastante graves. Así que me vi obligado a calmar las cosas, so pena de tener consecuencias muy lamentables), aunque no recuerdo haber buscado el programa en ese periodo. Les voy a fallar con el dato de cuándo terminó La Caverna, mas tengo la sospecha de que le tocó una buena temporada en Radio Tec, presintiendo lo mismo para su periodo en Opus. No sabría decirles por qué lo pienso... simplemente, es algo que sospecho. Quizá estoy equivocado, quizá no. Lo que importaba el día de hoy era recordar de manera justa lo que fue el proyecto de La Caverna. Y espero, ciertamente, haberlo conseguido.

viernes, 8 de marzo de 2024

Reflexiones de una noche de Marzo

Es tarde. La noche en la ciudad de Monterrey es cálida, agradable. Se siente como deben ser las noches de Marzo... quizá un poco más cálida de lo normal para la época, y sin ese viento fresco y delicioso que anuncia la próxima llegada de la primavera. Ha sido un invierno... atípico, con muy pocos días de clima frío, ahora que lo pienso. Con tan sólo unas cuantas fechas que se podrían considerar como realmente heladas. Si lo comparamos con el año pasado, que trajo una serie de temperaturas notoriamente bajas y pareció extenderse más de lo común, se podría decir que es un Marzo que ya se siente más primaveral que invernal. Me agrada. El frío y yo nunca hemos sido amigos. Y entre más viejo me vuelvo, menos simpatía le tengo a dicha estación, tan despiadada con el cuerpo.

Pero... sí, es tarde. Debería de estar durmiendo, dadas las obligaciones de trabajo que vendrán con el día de mañana. Las desveladas son cada vez más difíciles cuando pasas de los 35, pero es un vicio malsano que no puedo quitarme (como, em, la soda). Aun así, la idea de que el blog se encuentre "abandonado", sin alguna señal de vida de mi parte, es algo que me provoca cierta molestia. Claro: ya estoy redactando la siguiente publicación, la cual tendrá un contenido igual de extenso que las entradas anteriores. En el inter, sin embargo, no está de más dejar por aquí algún detalle rápido/ligero que pueda servir para mantener el blog activo, a pesar de que no podría considerarse como contenido particularmente informativo o, digamos, relevante. 

Una de las cosas que más me agrada al pensar en el blog es que, finalmente, ya no se trata nada más de un simple "proyecto" que, como una especie de péndulo mental, siempre terminaba por quedarse en un limbo constante de "sí... no... no... sí". Es algo que formó parte de mis planes durante mucho tiempo, y me gusta ver que dicho plan en particular ya ha tomado una forma tangible. Ir y quedar es exactamente lo que tenía pensado, tanto en diseño como en contenido... y, por supuesto, ahora depende completamente de mí hacer realidad esos artículos y demás contenido que pasé años -literalmente- preparando. Es agradable pensar en ello, si he de ser honesto. Muy, muy agradable... tan agradable como esta noche de Marzo en la que puedo compartir estas líneas.

Creo que, cuando el blog se encuentra próximo a cumplir su primer mes de vida, aún puedo considerarlo como un proyecto que todavía está en su periodo de inicio. Es un cachorro... mi cachorro. Y, aunque efectivamente está saliendo justo como lo había trazado en mi caprichosa imaginación, hay ciertas cosas que faltan por definirse. Hay mucho trabajo por hacer y, lejos de preocuparme, la verdad es que me emociona. Me entusiasma el hecho de poder escribir y compartir, aunque sea con unos pocos lectores, todo ese desmadre mental que estuve guardando durante tanto tiempo. Hay mucho trabajo, sí, pero también mucho por recordar, mucho por compartir y, mejor todavía, mucho por crear... y, poco a poco, sé que las cosas tomarán el camino necesario. Vienen artículos muy extensos. Tan extensos que, de hecho, quizá lo mejor será dividirlos en varias entradas, porque de lo contrario tendremos publicaciones demasiado grandes, que quizá resultarán incómodas de leer a largo plazo. También quisiera desempolvar (de nuevo: literalmente) algunos de mis intentos de creación literaria, con los poemas que alguna vez publiqué en Arihua (una comunidad literaria que duró bastantes años activa, ya que hablamos de eso, hasta que finalmente desapareció en algún momento de 2016), junto con algunos cuentos. Ya se verá. Son planes, cierto, pero el plan principal está hecho: Ir y quedar ya es una realidad. Y me siento profundamente contento de que así sea.

¿Qué tal algo de música? Siguiendo con la nostalgia característica del blog (y del tipo raro que les escribe), siento que es la noche de desvelo perfecta para un clásico de Donovan. De 1966, parte del álbum Sunshine Superman: Celeste.



There's no magic wand in a perfumed hand,
it's a pleasure to be true.

[...]

Dawn crept in unseen, to find me still awake.
A strange young girl sang her songs for me,
and left 'fore the day was born...

La próxima entrada del blog llegará en un par de días, en cuanto suba algunos videos a YouTube con parte del contenido que tengo preparado para dicha publicación (y otras que vendrán). Mientras tanto... la noche sigue. Y los sueños llegan, sin necesidad de dormir.

sábado, 2 de marzo de 2024

Un cassette de Cat Stevens, por favor


Catz buscando discos a precio razonable
en Salinas & Rocha (1999, colorized)
Ya sé que voy a sonar como uno de esos comentarios tontos (y bastante cliché) de YouTube, pero... creo que puedo asegurar que mi entusiasmo y gran cariño por la música empezaron desde que era muy niño, puesto que apenas tenía 7 años cuando, por elección propia y movido por una extraña curiosidad, me ponía a escuchar los cassettes que formaban parte de la numerosa colección de discos de la familia. Aunque esa chispa de interés por las cuestiones musicales había nacido un poco antes, gracias a cierto tema en inglés de 1954 (Rock Around the Clock de Bill Haley. Todo se lo debo a las geniales carpetas de Los Monstruos del Ritmo de Sabritas... específicamente, a Rocky' n Roll), la verdad es que no le prestaba mucha atención a la música en tal idioma. Mis gustos se limitaban por completo a las canciones en español, o a las melodías instrumentales. Y es que, después de todo, era comprensible. Mis habilidades con el inglés, haciendo a un lado las palabras básicas y "comerciales", era nulo. A diferencia de mis dos hermanos mayores, quienes aprendieron el idioma desde la educación elemental, el plan conmigo fue distinto. Más... rústico.

Vaya: como estudiante de Primaria pública en lugar de colegio cremoso y privado, el inglés no formaba parte del programa de mi enseñanza básica. De hecho, en algún momento me dijeron que adquirir preparación en el inglés se me iba a "dificultar mucho", que quizá "nunca" podría aprenderlo... y que debía preocuparme por ello. Ahora bien, a pesar de las advertencias gitanas, mis padres no se iban demasiado con la idea de que recibiera clases particulares, así que pasé varios años sin prestarle importancia a mi pobre dominio del vocabulario anglosajón. Esta bendita ignorancia trajo como resultado que las canciones en dicho lenguaje me parecieran incomprensibles: balbuceos acompañados de música, sin interés para mis oídos infantiles (con la posible y única excepción de Sixteen Tons, en voz de Alberto Vázquez, muy buena versión del clásico de Tennessee Ernie Ford que era bastante fácil de escuchar en las estaciones de AM. Por cierto: Vázquez siempre será, para mí, el mejor intérprete mexicano de la era del Rock, incuestionable. Era, y sigue siendo, un chingón). El caso es que todo el panorama de los idiomas empezó a cambiar en mi vida con la llegada del verano de 1998. Fue cuando se dieron, al mismo tiempo (quizá por suerte; quizá porque ya era el momento), varias situaciones que me llevaron a, por fin, darle su merecido lugar a esa música que había ignorado hasta entonces por la barrera del lenguaje.


I. It's still Rock and Roll to me


Lo primero que pasó no podía evitarse: en ese año entré a la Secundaria... y, como es sabido, una de las materias por defecto de la educación en México, tanto en Secundaria como en Preparatoria, es (o era, no sé cómo anden las cosas actualmente) el Inglés. Me gustara o no, y sin importar el "temor" que pudiera experimentar hacia el idioma, iba a tener que aprenderlo. Un poco antes de ello, todavía durante las vacaciones, empecé a ganar más contacto con la música en inglés por diferentes medios. Si alguien de Monterrey me está leyendo (y que sea mayor de 30), posiblemente recordará que el Canal 34, entre el 95 y 97, dedicaba su transmisión principalmente a películas y programas de videos musicales. Esto cambió para, más o menos, principios del 98 (quizá poco antes, quizá poco después), cuando se convirtió paulatinamente en repetidora del Canal 4 del DF (entonces llamado Central 4. Sí, en el que pasaban series animadas como Dilbert, Daria, King of the Hill o la primera temporada de Family Guy, junto con "live-action" que en ese momento gozaba de mucha popularidad en EEUU y Canadá, siendo el caso de Are you afraid of the dark?, Goosebumps o Seinfeld). Como relleno a dicha carterlera, también incluían los típicos informerciales de media hora... y uno de ellos, que regularmente aparecía los sábados a la 1:00 PM, estaba dedicado a una colección musical llamada Rock 'N' Roll Era, del editor Time-Life. Consistía en 7 álbumes con temas en inglés de la época de comienzos del Rock, abarcando de 1954 a 1961. Durante muchos años pensé que estaba perdido, pero un usuario de YouTube lo publicó recientemente. Aquí se los dejo, aunque cabe señalar que está en inglés (un agradecimiento sincero a Joe's Video Archives por subir este material):

Sí... es tal como lo recordaba, aunque por el Canal 34 lo pasaban con doblaje nacional. Me acuerdo muy bien que Steve Carlson era interpretado por el actor Gerardo Reyero, cuya voz estaba ganando mucha popularidad en todo el país por su trabajo como Freezer en Dragon Ball Z (eran justamente los días cuando se estrenaron dichos episodios por el Canal 5. Como buen púber de 12 años, por supuesto que los vi). No está de más aclarar que la colección completa de Time-Life era extremadamente grande (más de 50 álbumes), pero la versión que se vendía por medio del Canal 34 resultaba muy básica, aunque no por ello mala (era una variante patrocinada por el presentador Dick Clark, hombre muy querido por el público de EEUU). El caso es que dicho infomercial contenía fragmentos de muchas de las versiones originales de los temas que yo conocía por los covers hechos en México. Mis padres ya me habían aclarado que las canciones del Rock mexicano que yo solía escuchar eran, en su mayoría, adaptaciones de temas en inglés, francés o italiano. Naturalmente, no le había dado importancia a ese detalle sino hasta que pude conocer tales canciones de primera mano. Este informercial, que para el Canal 34 no era otra cosa más que simple relleno pagado, me había dejado una cosa muy clara: no importaba cómo, pero quería saber más de Buddy Holly, de Fats Domino, Roy OrbisonChuck Berry, de los Everly Brothers... nombres que poco antes me habían resultado completamente extraños.

Por esas mismas fechas, un compañero de trabajo de mi padre le prestó el genial Live at the BBC de The Beatles, lo que provocó una conversación sobre Buddy Holly y su influencia para The Fab Four con Crying, Waiting, Hoping. Esto a su vez llevó a que me contara sobre Ritchie Valens y la película La Bamba, que luego trajo la compra del soundtrack (muy bueno, por cierto). Un par de discos más y algunas conversaciones con el viejo sirvieron para que, en cuestión de unas pocas semanas, conociera más canciones en inglés de las que podría haber escuchado en un par de años. Ahora bien, yo quería conocer más... Ahora bien, la cosa es que cuando tienes 12, es 1998 y falta todavía para que sepas lo que es el Internet, la única manera de obtener música es: o pedirla en alguna estación de radio, o ver si puedes encontrar los discos a precio razonable. Al final, y como seguramente todos mis contemporáneos hicieron, terminé creando una mezcla de ambas cosas. 

En cuestión de la radio, yo no salía de AM, teniendo muy claro cuáles eran las estaciones en las que sabía que podía escuchar Rock de los 60 en español: la RG 690 (no se dedicaban a los deportes al 100% en esa época. Tenían programación musical durante las noches y, al menos entre 1995 y 1997, sólo música "del recuerdo", con la conducción de Víctor Manuel Hernández. Yo les marcaba bastante... quizá demasiado), Radio Recuerdo (que, si no estoy mal, es la única estación de "mis tiempos" que sigue activa hasta la fecha, con su estilo intacto. Da miedo pensar que aquellos temas que que estaban de moda en los 2000 ya se consideran como música "retro"... ¿verdad?) y Radio Centro 770 (al igual que Radio Recuerdo, su estilo iba más orientado al Pop de los 70, 80 y parte de los 90, pero dedicaban 4 horas al Rock sesentero cada día). Sabía que, si quería tener una mayor idea del Rock de los 50/60 en inglés, tenía que pasarme a FM. Y el mejor programa para tal fin era, sin duda alguna, Los Bellos Tiempos, conducido por el Lic. Octavio González (video del canal de LUISMANUEL SALAS).


Tengo bastante para contarles sobre Los Bellos Tiempos, tanto durante su época en Planeta 104.5 como tras su conversión a Golden Planet... y, claro, su cambio a la FB 630 de AM. Hay varias anécdotas que ya publicaré en su momento, lo mismo que algunas grabaciones del programa que tuve oportunidad de registrar entre 1998 y 2003. El caso es que gracias al Lic. Octavio, y a otras figuras de la radio cuyos nombres ya ni siquiera -para mi disgusto- puedo recordar (como el grupo que conducía, los Miércoles y Sábados de 2001/2002, varias horas de transmisión con solo "oldies" en Radio Nuevo León. O el equipo de La Caverna, programa dedicado a The Beatles en la misma emisora, que podía escucharse los Viernes por la noche), fue que supe bastante de una música que durante años había visto como un mundo aparte, lejano y sin interés. Fue mi época como consumidor asiduo de la radio, la cual terminó acabándose en parte por mi entusiasmo hacia las nuevas tecnologías... y a que la radio, simplemente, dejó de ser lo que era por el simple paso del tiempo, la llegada de YouTube, los podcasts... y un largo etcétera.


II. You can't always get what you want



Ahora, ¿qué pasaba con los discos? Bueno... como podrán imaginar, a los 12 no tenía muchas posibilidades de comprar todo aquello que quería. Tuve que aprender a hacer un balance de aquellos álbumes que me gustaban y los que estaban al alcance de mis gastos. Las tiendas más populares del género, como Saharis (que ahora vende puro Funko Pop, ¿no? ¡Qué pérdida de estilo!) o MixUp eran buenas, por supuesto, pero siempre terminaba por encontrar un surtido más adecuado para mis pocos pesos en lugares como Sanborns, Del Sol (la sucursal del Centro tenía una sección de música muy buena, la verdad) y Salinas & Rocha. Se me hizo costumbre pasarme por estas tiendas con una frecuencia un poquito exagerada, especialmente cuando descubrí que por 10 ó 30 pesos podía conseguir cassettes con buen material... Algunos de dichos álbumes no tenían versiones originales (como la extensa serie de International Superhits Collection, producida por el maestro Herbé Pompeyo), pero al menos servían para conocer más canciones. 

Lo que yo buscaba era tener el mayor aprendizaje posible sobre esa música de la que me había estado perdiendo. Claro: puedo mencionar a muchos discos que hubiera querido comprar, pero cuyo precio estaba fuera de mi nivel. La famosa Anthology de The Beatles, o inclusive Past Masters. Varios cassettes nacionales de Elvis (sobre todo Ballads)... Greatest Hits de Billy Joel... Estos álbumes tenían un costo promedio de 120 pesos en versión cassette (en CD llegaban a 180/200). Mi razonamiento era que podía aguantarme y dejarlos pasar, considerando que lo que pagaría por sólo uno de ellos era suficiente para comprar por lo menos 4 cassettes "menores", pero de precio accesible. Y así lo hice, de hecho, sabiendo que no tenía muchas opciones. Había que agregarle el hecho de que en ese tiempo también había comenzado mi interés hacia la lectura, por lo que tenía que decidir bien: discos o libros. No se podían tener ambas cosas. 

Teaser and The Firecat, I presume...
Haciendo memoria de lo que fue ese Invierno/Primavera de 1999, uno de esos álbumes que quise comprar en su momento, y el más caro de todos (por alguna razón que nunca entendí), fue The Very Best of Cat Stevens. Era un álbum recopilatorio de 1990 con algunos de los temas más populares de Stevens, quien para entonces ya tenía un buen tiempo de hacerse llamar Yusum Islam. Yo, le verdad, no sabía mucho de sus trabajos, fuera de Peace Train (que pude escuchar en la 91x. Sí, también hablaremos de dicha estación en el futuro) y de algunas referencias que había encontrado en los discos de mi padre. Pero este cassette siempre me pareció... fascinante. Lo que más me gustaba era la portada: el dibujo representando a una noche tranquila y estrellada, con un personaje estrafalario cuya apariencia recordaba a un duende, acompañado de su gato rojizo y una hermosa luna llena. Me parecía una imagen poética... y extrañamente misteriosa. Cuando lo contemplaba por largo rato, pensando si mi estrategia de "ahorrador" valía tanto la pena, me recordaba a los dibujos de los libros de texto que había tenido poco antes, durante mis años como estudiante de Primaria. No había forma de saberlo a mis 13 años, pero dicha imagen estaba tomada directamente del libro infantil Teaser and The Firecat, escrito e ilustrado por el propio Stevens en 1972 como acompañamiento del álbum con el mismo título (y que, para mí, es uno sus trabajos definitivos como cantautor. Quizá el mejor de todos, desde mi punto de vista). 

Así que, cada vez que me pasaba por la sección de discos en Salinas & Rocha, veía y veía este cassette... hasta que lo dejaba, sabiendo que la compra no iba a pasar. Me terminaba yendo a casa con algo de The Doors que, a suerte de buscar, me había costado una fracción de lo que la tienda pedía por el cassette de Stevens. ¿Que si terminé por comprarlo, después de todo? Pues... sí y no. A mediados de 1999 tuvimos la primera computadora de la familia. Con el descubrimiento de Napster y WinAmp, llegué a la conclusión de que era mejor aprovechar ambas herramientas y ahorrar el dinero que habría gastado en discos. Quizá fue una mala elección, pero en su momento me pareció lógico... Se habían terminado los frecuentes paseos por las tiendas de música, y el cassette de Cat Stevens se quedó en la repisa de Salinas & Rocha, o en la colección de algún otro comprador... que sí tenía dinero, puedo suponer.


Fue hasta 2008 cuando finalmente compré la reedición de The Very Best of Cat Stevens. Era básicamente el mismo álbum, pero con una portada muy distinta... sin ese encanto del duendecillo apuntando a la luna. He pensado en darle gusto a la nostalgia y dejarme de cosas, pidiendo por Ebay la primera versión del disco, esa que tanta curiosidad me despertó hace ya 25 años. Es posible que lo haga... mientras tanto, hace unos días sí que compré el libro original de Teaser and The Firecat. No podía faltar en mi colección de recuerdos, dado el valor emocional de esa pequeña, pero extrañamente reconfortante imagen que, sin exagerar, definió parte de mis primeros años de adolescencia...