jueves, 28 de marzo de 2024

The fool on the hill

Hang in there, Baby.
Tras una semana de no actualizar el blog, una parte de mí me dice que estoy descuidando la acción... otra, sin embargo, me hace ver que es mejor llevar un ritmo tranquilo y -digamos- seguro. Por ello me refiero a que, viendo las cosas de manera fría, siento que es una mejor idea publicar algunos posts esporádicos (vamos a usar dicha palabra, aunque quizá no sea la más correcta), pero bien trabajados, que un montón de entradas rápidas y simplonas, con nada más un video de YouTube o algún recuerdo breve. Sí: la actividad constante le pondría un poco más de vida a Ir y quedar... sin embargo, no representaría lo que quiero conseguir con este proyecto. No se trata de hacer las cosas con velocidad, sino con ganas y buena voluntad. Ir y quedar no parece ser lo suficientemente digno como para las búsquedas de Google (se me ocurrió sugerirlo a la Search Console y se quedó el limbo de "Crawled – Currently Not Indexed”, lo cual viene a ser un equivalente técnico y californiano de "sabemos que existes, pero tu trabajo no vale madre")... Y, considerando mi falta de redes sociales (lo que me niego a cambiar), la situación se complica. Quizá es demasiado pronto, o quizá Google tiene razón y el blog carece del valor necesario como para ser un resultado de búsquedas random. A pesar de ello, aquí seguiremos... hablando para mí mismo, de ser necesario. A fin de cuentas, reitero que esto lo hago como una especie de anecdotario personal, así que las visitas vienen a ser algo secundario en el gran orden de las cosas. Y no es que esté ganando dinero con lo que escribo, claro está.

Bien, bien... Como les he contado en la sección de Acerca de este blog y su autor, Ir y quedar no es el primer proyecto web que he tenido en mis treinta y tantos años de vida. Fuera de las páginas de diseño amateur que llegué a publicar en Geocities (cuatro, de las cuales no considero que valga la pena hablar mucho. Tal vez algún día... o tal vez no), mi etapa como bloguero musical se dio entre 2008 y 2011. No duró mucho tiempo, pero en ella tuve la oportunidad de comenzar dos blogs que alcanzaron cierto nivel de crecimiento, y que de hecho tuvieron su propio grupo de visitantes regulares. Y esto a pesar de que, en mi opinión, no eran exactamente buenos o con mucha información relevante. Pero estamos hablando de una época en la que YouTube no había crecido tanto, y en que los blogs eran todavía la principal fuente de información al respecto de muchos temas... incluyendo, por supuesto, la música.


I. Algunas notas del pasado



Aquí hay dos grandes mentiras de mi parte: no me quedé
nada más con la música en inglés, y fui mucho
más atrás de 1950 en varias ocasiones.

La primera vez que pensé en crear un blog fue a mediados de 2007, pero no estaba seguro de cómo hacerlo. Conocía la existencia de Wordpress y de Blogger, pero el uso de ambos servicios me resultaba completamente desconocido. Cuando llegó el punto en el que me dije "vamos", no tenía mucha idea de lo que estaba haciendo, a decir verdad. El caso es que, según puedo ver en los archivos de The Wayback Machine (que fue bastante generosa y conservó buena parte del contenido), para el 25 de Julio de 2008, Catz (en ese entonces llamado CatsLock) ya tenía su primer blog. ¿El nombre? No me compliqué mucho y elegí Notas del Pasado como título de mi nueva bitácora. Simple y específico. Si no estoy mal, el comienzo del blog fue una especie de arranque emocional. Me cansé de limitar las cosas a la imginación y, sobre la marcha, me aventé a hacerla realidad sin muchos planes de por medio. Todo lo que sabía era que necesitaba hablar de música: ya no era cosa de ponerse a meditar sobre lo que podría llegar a ocurrir. La primera entrada del blog fue la típica introducción, de la que no puedo decir mucho. Si analizamos el lenguaje que tenía a mis 22 años, no es muy diferente del actual. Tengo mejor ortografía y ahora no repito tanto las frases, eso sí. Suerte que en ese tiempo aún no todavía a una novia que tuve años más tarde, que si no hubiera estado lleno de emoticones. Pero dejemos esas tonterías.

Leyendo algunas de las entradas que escribí en su momento, puedo ver que era bastante parco en lo que redactaba. Y es que, realmente, ¿qué tanto se puede hablar de una sola canción? Puedes explayarte contando la historia del grupo/intérprete o de su compositor, pero muchas veces hay poco para decir. Por supuesto que vale la pena contarlo, mas no siempre podemos esperar un artículo muy amplio, fuera de los aspectos básicos. Ahora bien, yo para entonces traía mucho la escuela de Jaime Almeida, con sus programas La Sobremesa (que descubrí en 2001. Tengo por aquí algunas grabaciones que compartiré más tarde) y Estudio Cincuenta y Tantos (no me refiero a Estudio 54, aclarando, sino a otro espacio que el maestro tuvo a principios de los 2000), ambos transmitidos por Radio Fórmula. Junto con La Taberna de Herbé, a cargo de Herbé Pompeyo en lo que fue Best FM por 2003 (la antigua Stereorey, en el 92.5. El formato de Best FM fue breve, puesto que al poco tiempo se convirtieron en La Mejor. Fue, literalmente, mejor para ellos, considerando que siguen con el mismo estilo a más de 20 años), ambos comunicadores/musicólogos representaban mi modelo a seguir en cuanto al objetivo de Notas del Pasado (y a ambos los consideraré siempre como mis maestros). Quería imitarlos con una estrategia simple: tomar una canción, un cantante o un grupo... y hacer un poco de historia, sin desviarme para nada con elucubraciones (o sea, todo lo contrario de Ir y quedar).

Cuando veo los artículos del blog, sin embargo, no me gustan. No me agradan porque los siento muy... técnicos. Algo carentes de vida, sabor... Siento que me esforzaba tanto por contar los hechos, que no podía relejarme. Me ponía demasiado en el papel de cronista, de historiador musical, a veces sin saber exactamente de qué carajos estaba hablando. Me concretaba en seguir las fuentes de mis investigaciones (que siempre trataba de incluir en cada post, por cierto), al punto que no le daba un toque personal, un algo que dijera "esto lo escribió CatsLock". El problema es que tenía una regla que acostumbraba seguir de manera estricta: el blog era musical... y punto. Nada de libros, nada de poemas y, sobre todo, NADA de videojuegos. A pesar de que en los meses de existencia de Notas del Pasado tuve la fortuna de jugar genialidades como STALKER, Crysis o los dos Rainbow Six: Vegas, me prohibí a mí mismo el publicar la más mínima referencia a los juegos. Alguien que noté que hizo lo mismo fue uno de los colegas blogueras que con los que tuve mejor relación durante la época: Shavatt, redactor de España y creador de La Gramola de Shavatt. El era unos 5 años menor que yo... un chico de 17/18 que tenía ya un conocimiento enorme en cuanto a música... y, en un par de ocasiones, dejó ver que también era fanático de los videojuegos (ya que hablamos de Shavatt, también debo mencionar a Silvo, Ringo, Joxemiel o Milhaud. Todos ellos eran grandes redactores, y mucho más, mucho más prolíficos que yo).

Y ese el principal problema que tengo con lo que fue Notas del Pasado en su primera etapa (2008 a 2010). Tenía buenas ideas, pero las presentaba de una forma que se sentía plana, demasiado sencilla. Ahora bien, las "anécdotas" (si se le puede llamar como tal a los hechos de mi aburrida existencia) a los 22 ó 23 años eran pocas, por lo que los textos no podía desarrollarse de otra forma. Cerca del final, tal vez ya un poco tarde, sí adopté un poco dicho estilo. Ahora bien, y como dije antes, la costumbre de los podcasts o los canales históricos de YouTube estaba arrancando, así que un blog como el mío terminó por hacerse de regulares y atraer visitantes random que a veces dejaban sus comentarios, especialmente en aquellos artículos en los que había reunido un buen número de información (como el de Tijuana y The Persuaders), o los que estaban dedicados a temas o cantantes cuyo nombre no resultaba tan familiar para el público de México (la entrada sobre el guitarrista argentino Freddy Solo fue, sin duda, la más exitosa. Y la que más me gusta, porque se lee más como lo que estoy haciendo -o tratando de hacer- en Ir y quedar). Varios de estos artículos merecen ser rescatados, y no sería mala idea publicar algunas versiones actualizadas por aquí próximamente.


II. All the burning bridges...


En Noviembre de 2009 anuncié que me tomaría "vacaciones". En ese tiempo había conseguido un trabajo nuevo y estaba un poco fastidiado de investigar y redactar después de llegar a casa... así que las vacaciones se fueron haciendo más y más amplias, hasta que en algún punto de 2010 (no sé exactamente cuándo) decidí eliminar el blog. Para ese momento, Shavatt y otros más de mis conocidos melómanos también habían retirado sus proyectos. Fue una temporada fugaz, pero no dejo de arrepentirme de haber decidido acabar con Notas del Pasado en un punto en el que podía haber crecido mucho más. Creo que sólo necesitaba un cambio de formato; estaba encontrando mi propia voz justo cuando elegí darle la espalda al blog (se nota de inmediato cuando comparamos los más antiguos con los que puse para fines de 2009). Peeero, al igual que no le di importancia cuando un amigo me habló de comprar unos miles de Bitcoin por pocos pesos en 2010, tampoco pude ver el posible valor de mi pequeño trabajo musical... y pasó lo que pasó.

Para la primavera de 2011 quise regresar, esta vez con Blogspot... pero no fue lo mismo. The Wayback Machine ni siquiera conserva una copia de lo que fue Notas del Pasado en dicha fase, lo que imagino es normal debido a la pequeñísima duración de mi humilde bitácora (menos de 6 meses). En ese blog intenté abarcar más temas, abandonando la regla de sólo música que tenía en Wordpress. No funcionó; seguía con la misma tendencia de ser demasiado técnico. Redactaba como historiador puro y duro, sin relajarme. También cometí el error de mezclar el blog con la temática de lo que fue una de mis páginas de Geocities creadas en 2006, lo que desentonaba muchísimo. Y, como es claro,  me cansé pronto de seguir con más de lo mismo. Ahora bien, es posible que esto haya sido necesario, porque me resulta obvio que me faltaba bastante por aprender en general. No sólo de música, no sólo de libros, sino de la puta vida en sí. Casi 15 años después, creo que ya tengo lo suficiente para ello. Creo, nada más.

Pues esa es la historia de mis dos blogs personales, tan queridos en su momentro (bueno... el segundo no tanto. Me causa más verguenza que alegría, francamente). Debo admitir que también la he publicado como un mensaje en una botella, por si llega a leerme Shavatt o alguno de los colegas que tuve en mi momento de joven melómano. De ser el caso, me encantaría que se reportaran, si es que aún siguen interesados en la música y los recuerdos. Y si no, pues al menos fue buen ejercicio de memoria y reflexión para mi atrofiado cerebro... but I digress Para cerrar y no dejarlos sin música, algo de Juan Pardo que viene a tono con lo que mencioné al principio: hablando sólo, conmigo mismo... pero hablando, a fin de cuentas. Arrivederci, lectores imaginarios.

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