sábado, 24 de febrero de 2024

El verano de Half-Life


Bueno, bueno: el blog ya cumplió más de una semana... y yo aquí, muy fresco y quitado de la pena, sin publicar algo después de toda la palabrería motivacional escrita en la sección de "Acerca del blog y su autor". La verdad es que estaba un poco indeciso sobre la manera correcta de romper el hielo. ¿Con un poco de música? ¿Con alguna de las grabaciones de la radio de Monterrey que tengo almacenadas en mis archivos?... Creo que lo más difícil de un proyecto como éste es el comienzo. Mantenerlo, una vez que ya se encuentra encaminado, no es difícil. Las despedidas tampoco son complicadas: un simple "hasta luego" es suficiente... o, al menos, lo veo de esa manera. El comienzo, sin embargo, es la parte más dura, puesto que apenas estamos en busca de un estilo, de una voz, de algo que pueda decir "esto es lo que soy"... y, por supuesto, que no sea simplemente relleno, sino que pueda despertar el interés de los lectores de una manera -digamos- justa.

Tras pensar en algún tema con potencial de convertirse en una publicación respetable, he decidido que una mezcla de nostalgia y novedad quedaría bastante bien. En los últimos días, en lugar de escribir el merecido primer post del blog, he estado dedicando ese tiempo completando Black Mesa en Steam, por lo que hablar un poco de este juego y de mi historia personal con la franquicia Half-Life parece ser un tópico digno para el estreno de Ir y quedar.


I. Unforeseen Consequences



Si tengo que mencionar a los videojuegos que han "definido" mi vida (dentro de lo prosaico que esto pueda sonar, seamos sinceros), el que muy seguramente ocuparía la primera posición, junto con Doom (1993), sería Half-Life. Mi tiempo como jugador de consolas fue bastante corto, y limitado al periodo de mi niñez. A principios del 93 supe lo que era tener una consola con el Famicom (que, como muchas personas de México podrán atestiguar, abundaba como parte de la mercancía pirata. Ni siquiera se podría decir que era un "Famicom", sino una copia fabricada en China o Taiwán. Por eso, más coloquialmente, se les llamaba "Family". Aquí y en Argentina, sobre todo. Si eres de Monterrey y te tocó esa época, seguro que fuiste a los puesteros de Reforma y sabrás perfectamente de lo que estoy hablando), pasando luego por un breve periodo dedicado al Super Nintendo (consola por la que tengo un cariño especial). Sin embargo, mi "buena" época como jugador no se dio sino hasta que descubrí todo lo que podían ofrecerme las computadoras, con una gama de títulos que jamás esperaría encontrar en los productos de Nintendo o Sega... al menos, no con la misma calidad.

Antes de ello, los juegos de PC me parecían algo... raro. Como un mundo extraño, completamente ajeno y más adecuado para un público que no tenía nada que ver con un chamaco que sólo quería jugar Mortal Kombat II en su SNES. Si mal no recuerdo, la única revista de videojuegos que se acordaba de la existencia de títulos para PC era VideoTips. Sin embargo, dicha publicación no estaba exactamente conformada por lo que llamaría "conocedores" del género. De hecho, sus artículos en general eran bastante torpes, con estrategias muy malas (más adelante quiero dedicarle su post en el blog). Sus análisis para PC no eran la excepción (recuerdo el de Alone in the Dark II. Se notaba que no habían pasado de la primera sección del juego... y, a pesar de todo, le tengo aprecio a la condenada revista, porque fue la primera que leí sobre el tema). Ahora bien, cuando finalmente se le cumplió la petición a mi hermana -en Mayo de 1999- y tuvimos una computadora Pentium III, con 32 Mb de RAM y un amplio disco de 4 Gb (ok, bueno, para la época), el descubrimiento de DooM me hizo ver que me había equivocado al no valorar a la PC como plataforma de juegos... y no me imaginaba que, a partir de ese momento, nunca volvería a tocar una consola. 

Foto de no muy alta calidad del disco shareware
que me convirtió en jugador de PC, hace 25 años.
Ya hablaremos de él cuando le toque su turno a DooM.
Con DooM seguí el "caminito" del principiante en los FPS. Pasé con Heretic, HeXeN y su estupenda secuela, Duke Nukem 3D, Blood (el mejor del motor BUILD, sin duda), Quake II (me salté el primero. De nuevo: luego contamos eso. Si estás pensando en Unreal, no: no lo jugué sino hasta 2013. Sí tuve Unreal Tournament por un tiempo, pero el multiplayer nunca ha sido mi fuerte)... no podía pedir mucho e irme con títulos más poderosos, puesto que la Alaska de la familia estaba más hecha para trabajos escolares y de oficina. No tanto para jugar Kingpin o Soldier of Fortune a calidad máxima. Sólo podía soportar aquellos juegos que admitían el modo software, por lo que estaba un tanto limitado. En esas épocas yo me dedicaba al mapeo de DooM II, formando parte de la comunidad hispana del juego. Eran los tiempos de mods increíbles, como Batman DooM o Ghostbusters DooM, sólo por mencionar un par de los clásicos. Los amigos que había hecho en ese medio hablaban constantemente y con mucha admiración de un título que, me aseguraban, era increíble. ¿Su nombre? Half-Life... Half-Life... mm... ese título no me decía mucho. Y claro, si yo apenas sabía más o menos cómo funcionaba la cuestión de los juegos de PC. Dichos amigos no dejaban de insistir: tienes que jugar Half-Life. No era cuestión de si quería, casi. Más bien, tenía que jugar esa maravilla.

Imposible explicar el impacto que me causó
Uplink en el lejano año 2000...
En fin... un buen día de Mayo de 2000 (sería... damn,  no puedo recordar ya la fecha exacta, pero me escucharé cómico al decir que creo que era Martes 😏), finalmente me animé a descargar los cerca de 50 Mb de la demo del juego, lo que tomó algo de tiempo con mi módem de 56k (podía descargar 10 Mb en media hora). Como no era muy razonable el estar acaparando la línea telefónica para mis "chingaderas", tuve que usar Go!Zilla Download Manager, una aplicación de antaño que permitía descargar por partes... También estaba GetRight; creo que era más estable que Go!Zilla, aunque llegó el punto en el que pocas páginas funcionaban con ese tipo de herramientas. "This server does not support resuming", mensaje que terminó por volverse molestamente familiar en poco tiempo. Aún así, ambos resultaban muy útiles en la prehistoria de los módems telefónicos. Pues eso: esperaba algo genial con Half-Life... y me encontré con algo mucho más que genial. A diferencia de la famosa demo llamada Day One, misma que incluía los tres primeros episodios de la campaña, yo había descargado Uplink, un pequeño episodio preparado específicamente para dar una muestra rápida de lo que Half-Life podía hacer.

Con Half-Life tuve que aprender a jugar, 
sí o sí, con la combinación de mouse y teclado.
Debo haber completado esa demo tal vez unas veinte o treinta veces en cuestión de días. Me aprendí cada rincón, cada estrategia, cada momento. La interacción con los personajes me parecía sencillamente increíble: desde los guardias de seguridad y científicos que respondían al jugador, hasta la inteligencia mostrada por los enemigos. Yo estaba acostumbrado a los monstruos que se atacaban entre sí de manera indescriminada en los DooM y HeXeN. Esto, sin embargo, esto era perfección pura. El combate estaba lleno de acción y se jugaba de manera impecable. Tuve que cambiar mi estilo de juego por completo, puesto que para entonces yo insitía en jugar los FPS usando únicamente el teclado (creo que hasta completé HeXeN II de esa manera. ¿Cómo le hice? No sé). Con Half-Life no había opción: si querías hacer las cosas bien, tenías que acostumbrarte al combo de mouse con teclado, adoptandso el clásico WASD y olvidando el auto-aim... Y es que nunca había visto o experimentado algo tan increíble como la obra mestra de Valve, y estaba (a falta de un término que pueda resultar de léxico más apropiado) perdidamente enamorado del maldito juego. Uplink me gustó tanto y conocí tan bien su diseño que, más o menos entre Julio y Agosto de ese mismo año, lo adapté como mapa para DooM II. Me quedó... em... pues "bien". No excelente, pero "bien". Nah, es peor de lo que recordaba. Ya sé que por qué me olvidé de él durante 20 años... 

¿Cuál fue el resultado de esa obsesión que desarrollé por la demo de Half-Life? Lo predecible. Parece que a mi padre le entusiasmó la manera en que los casquillos de la MP5 volaban por todas partes al disparar (al viejo le gustaban las armas), siendo lo suficientemente convincente como para darme los más de $500.00, de aquellos tiempos, que costaba el juego completo, original. Fue la primera compra en línea que realizamos, de hecho, cuando el Ecommerce era un tanto nuevo en México. La compañía que más representaba dicho sector en el país era Todito.com (seguro recuerdan que era propiedad de Grupo Salinas y, por tanto, le daban mucha difusión por los canales de TV Azteca). En realidad, ellos fueron simplemente la "front store" (al estilo Amazon), puesto que la compra fue surtida por GDComputer, tienda de Guadalajara que luego pasó a llamarse GDGames, misma cuyos precios altos se justificaban -y se soportaban- por el excelente inventario de juegos de PC con el que disponían. Surtieron mi colección personal hasta 2010... y sí, ya se la saben: quiero hacer un artículo dedicado a su memoria. Ya están entiendo de qué va el blog, ¿verdad?

Les comparto esta foto que tomé hace un par de años para mandarla a un camarada, mostrando la caja y el disco de la Game of the Year Edition de Half-Life, misma que incluía Team Fortress Classic como un extra. Sí: también le dediqué algunas horas a TFC, pero ni siquiera en esa época era muy asiduo a jugar en línea. No salía de elegir al Heavy Weapons Guy, y era imposible jugar en otro horario que no fuera en la madrugada... En fin: tuve la precaución sentimental de conservar la hoja generada por Todito, necesaria para el depósito de pago en los desaparecidos bancos Bital (tendrán que perdonar el crudo intento de censura).

Mi copia de Half-Life: Game of the Year Edition. Aún conservo la hoja necesaria para el depósito de pago correspondiente, en los desaparecidos bancos Bital. Tendrán que perdonar la censura, crudamente aplicada.
Nótese el correo con dominio de Infosel.net.mx.
Nostalgia pura y dura de fines de los 90, principios de los 2000.

Half-Life fue para mí un antes y después como jugador. Me convenció de que el futuro estaba en la PC, de que la época de las consolas se había terminado definitivamente para mí. En aquel verano se convirtió en mi juego de cabecera, dedicando las noches a completar la campaña y, sobre todo, probar los diferentes mods que ya existían para ese momento. Voy a mencionar de paso a They Hunger y el resto de los trabajos del desaparecido Neil Manke, por dar ejemplos rápidos. Y digo "de paso" porque muchos de los mods de Half-Life merecen por lo menos un artículo en el que pueda contarles, primero, mis recuerdos sobre ellos (previsiblemente) y, lo que dichos trabajos representaron para la historia del juego de Valve y el escenario del modding. 

No sólo eso, sino que por supuesto que tenemos que hablar de Opposing Force y Blue Shift, las dos expansiones oficiales desarrolladas por Gearbox (OP4 es la MEJOR expansión jamás creada, y no hay forma de que me puedan convencer de lo contrario), junto con el estupendo y casi olvidado Gunman Chronicles. Me gustaría publicar pronto una serie de artículos dedicados a explorar cada uno de los principales mods y expansiones de HL, por lo que tenemos bastante tela para cortar. ¡Ah! ¡Black Mesa! Originalmente la idea del post era hablar acerca de este juego, pero creo que ya me he explayado más que suficiente por hoy. También, por supuesto, tendrá su momento. Y Cthulhu, ese mod tan... peculiar que me encantó durante mi época de fanboy de Lovecraft

Así como el blog, apenas estamos
comenzando con Half-Life. Hay mucho para contar.

Mi mapa para DooM II basado en Uplink.
Sí, el que digo que es pésimo. Lo es.

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II. Un recuerdo musical


Considerando que han sido ya 24 años jugando Half-Life, pueden imaginar que tiendo a relacionar al juego con muchas canciones o discos. Es casi natural en mí "enlazar" prácticamente todo, de una forma u otra, con la música. Sin embargo, el recuerdo más querido que tengo al respecto de la combinación de Half-Life con cuestiones musicales está relacionado con mi hermana. Ya he mencionado varias veces antes que completé el juego por primera vez en el verano de 2000, principalmente por las noches. Siendo la temporada de vacaciones, recuerdo que mientras estaba pegado al monitor, picando el teclado y el mouse a más no poder, mi hermana se sentaba en el otro extremo de la sala de la casa de nuestros padres para ponerse a tejer y escuchar, en volumen bajo, sus discos de The Carpenters. En ese tiempo le gustaban mucho y, al igual que yo tenía la costumbre de jugar en la PC por las noches, ella tenía su "ritual" de música y tejido. Tengo muy específicamente el recuerdo de estar completando el capítulo On a Rail (uno de mis favoritos de la campaña, de hecho) mientras mi hermana batallaba con su estambre y tarareaba, siguiendo la voz de Karen Carpenter.

Podría cerrar con muchas canciones del dueto de Connecticut, pero elegí Ticket to Ride, un tema que mi hermana solía escuchar en varias ocasiones cada noche de esos cálidos meses... Junio, Julio y Agosto de 2000. Agradable recuerdo de hace más de dos décadas.

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Y así comenzamos formalmente con Ir y quedar. No los culpo si piensan que el post estuvo un tanto aburrido o flojo. Es el primero, estamos en el comienzo del blog y no me pareció mala idea dar el primer paso apoyándome con algo tan infalible como lo es Half-Life. Seguro notaron que tengo muchas ideas sobre los temas que podrían manejarse en los posts de futuros de Ir y quedar. Vamos poco a poco, que tenemos bastante material. Si te has leído el post completo, ¡gracias! El simple hecho de leer mis desvaríos ya es haberte pedido demasiado. 

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