Creo que una de las cosas que pueden llegar a ocurrir cuando se tiene un blog sin temática es que, en ocasiones, no traes una idea muy clara de lo que hablarás en el siguiente post. Y esto no es algo provocado por la falta de ideas, sino todo lo contrario: hay demasiadas cosas que se merecen un artículo... y, por ello mismo, resulta más complicado elegir un buen tema que la propia escritura del post en cuestión. Tengo, por supuesto, muchas opciones. Pienso en algunas de ellas y me digo "no, eso es para cuando el blog ya tenga cierto tiempo de vida, más historial". O "de eso no puedo escribir algo breve. Tengo que explayarme"... o al revés: "claro que no; a duras penas podría juntar dos párrafos sobre ese tema". Al final, lo mejor que se puede hacer para escapar de esa escalera de Penrose mental es, simplemente, abandonar la idea de un plan cuidadoso y pasar a la acción: comenzar a escribir y dejar que los dedos se encarguen de improvisar.
El legendario gato con audífonos, símbolo de Napster.
Mientras tecleo estas líneas, pienso en tres temas que pueden servir para buenos artículos en las semanas que vendrán. Primero: recientemente se cumplieron 25 años del lanzamiento de Napster, el pasado 1 de Junio. Aunque su época de gloria fue relativamente corta (menos de dos años, los cuales tuve la suerte de experimentar de primera mano), por supuesto que me encantaría recordar lo que esta genial aplicación representó para el Internet del final de los 90, principios de los 2000... sin olvidar, claro está, la herencia que dejó con la llegada de otros programas P2P, como mi siempre querido WinMX (creo que yo fui uno de los pocos que nunca llegó a utilizar el infame Kazaa, especialmente después de que me volví paranoico con la seguridad de mi PC, a fines de 2002. Le tenía mucha fe, que quizá era un pobre efecto placebo, a ZoneAlarm). Ya hablaremos de ello en su momento.
Otro recuerdo que puede servir para un post particularmente extenso es que, por estas fechas de 2006, escuché a Morrissey por primera vez. Y fue una mera casualidad, que de no haber estado haciendo zapping a las 2 AM de un Martes, nunca se hubiera dado. Podrá sonar como algo superfluo, pero lo considero como una parte muy importante de mis recuerdos y, honestamente, de mi vida. Y es que la música del Mozzer representó algunos de los cambios que llevé a cabo a nivel personal en dicha época. Siempre he considerado que, por circunstancias que ahora me resultan lamentables, he tenido dos años que se pueden considerar como "perdidos": 2006 y, coincidentemente, 2016 (espero que 2026 salga mejor librado... digo). Morrissey representó más que simple música para mi yo de 20/21 años, y su influencia me llevó a expandir mis conocimientos de música (y de inglés, por cierto) como nunca antes. Aunque creo que el hombre debería de comprender el valor del silencio y, de vez en cuando, callarse, no puedo negar mi admiración por él... También le dedicaré su artículo en las próximas semanas.
Y, por último, recordemos que actualmente se está celebrando la Venta de Verano de Steam. Para los fanáticos de los juegos de PC, es uno de los eventos más esperados del año, puesto que es cuando se dan las mejores ofertas en plataforma de Valve. Aunque hace tiempo que ya no tienen la grandeza que mostraron en sus mejores años, las rebajas de Steam siguen siendo un periodo que se puede considerar como de fiesta. Me gustaría enforcar mi nostalgía en hacer una pequeña remembranza de lo que fueron las Ventas de Verano de la primera mitad de 2010 (la parte "buena" de la década). No está de más, y creo que me servirá de excusa válida para hablar de Steam en general...
Tales son, en resumen, algunos de los planes que tengo para Ir y quedar en el futuro próximo. Ahora bien, cambiando de canal y continente (frase de origen incierto que solía decir mi madre), contaré que hace un par de días me encontré con algo de gran interés en Ebay. Constantemente reviso este sitio en busca de nueva mercancía que valga la pena agregar a mi pequeña colección personal, siendo regularmente aquella que es imposible conseguir en México. No me considero un "coleccionista", aclarando. Lo fui, pero hace tiempo que me deshice de casi todo lo que me pudo haber convertido en coleccionista, prefiriendo sólo adquirir aquello con valor personal/sentimental. El caso es que ha hecho su aparición esta pequeña pieza:
Creo que esas cinco vistas son mías en su totalidad...
Se trata de un dibujo original de Sonia Holleyman, la creadora de Mona the Vampire y autora/ilustradora de todos los libros del personaje. Si alguna vez han leído la sección de Acerca del blog y su autor, sabrán que el personaje de Mona tiene mucha importancia sentimental para mí. No quisiera hablar demasiado de ella todavía, puesto que tengo contemplado dedicarle un artículo de una extensión bastante grande en Septiembre, cuando la serie animada cumpla los 25 años. Sin embargo, comentaré que este dibujo, el cual también está autografiado, me ha puesto en un dilema.
Libro original de Mona the Vampire (1990).
Por un lado, creo que sería una aquisición excelente. Hablamos de un dibujo directamente realizado por la "madre" de Mona. Mucha gente cree que Hiawyn Oram es la creadora de nuestra pequeña vampira, pero no es así: ellaescribió los cuatro libros que sirvieron como base directa de la caricatura (sí fue la creadora de muchos de los personajes secundarios), pero Mona es una creación completa de Holleyman. De hecho, la versión de los textos de Oram es muy diferente a la Mona que podemos ver en la serie animada en cuanto a personalidad, siendo ésta más parecida a la del libro original de Holleyman, mismo que se publicó en Agosto de 1990. La cuestión es... el gasto me hace pensar un poco. El dibujo cuesta 70 USD; agregando el envío de Inglaterra (sé, por experiencia, que Correos de México es terrible para compras internacionales en Monterrey), junto con la importación al país... hablamos de por lo menos $2,500.00 pesos (un poco más de 120 USD). Y, por supuesto, no estoy considerando que podría entrar en una guerra de pujas que podría inflar mucho más el precio. Así que, contemplo mis opciones y me dedicó a sopesar la idea de gastar una cantidad considerable en un dibujo, especialmente si considero que mi colección personal de Mona ya ha representado una pequeña fortuna entre artículos e importaciones. Pero no deja de ser Mona.
Haga lo que haga, no quisiera arrepentirme después.
En fin... El blog sigue con vida, a pesar de la lentitud cerebral que puedo mostrar en ocasiones. No vamos a dejar de tener novedades, y de eso pueden estar seguros. Para cerrar por esta noche, escuchemos a Bill Haley y su interpretación del clásico de Kris Kristofferson, Me and Bobby McGee.Aunque el tema es mucho más conocido en voz de Joplin, su versión nunca me ha gustado (bueno, de hecho, no me gusta nada de Joplin. Su estilo no me cae ni un poco). El cover de Haley me parece perfecto para el himno de Kristofferson, y aquí lo tenemos...
Aunque ya anteriormente había publicado en el blog una entrada sobre mis poemas, siento que sólo podemos considerarla como una especie de "introducción" al tema, con un mayor enfoque en lo que fue mi historia (usemos dicho término) como autor de textos poéticos. Este sería, entonces, el que podríamos considerar como el primer post dedicado a mis escritos, siendo el motivo de que haya elegido usar el título "Poemas de Catz I", comenzando lo que -espero- tomará la forma de una serie de entradas sobre el tema.
Está de más aclararlo, y como ya dije en su momento, pero nunca me he considerado a mí mismo como un autor de mucha calidad literaria. A pesar de mi pobre autoconcepto, no quisiera que mis poemas se quedaran en el olvido, que es en donde han permanecido ya durante más de una década (o dos, en algunos casos). No tanto porque sean buenos, sino por lo que representaron en su momento. Podrá sonar exagerado, pero casi todo lo que escribí tuvo una razón de ser: no fueron cosas compuestas por capricho u obligación... Digo, no es como que me estuvieran pagando por escribir. Era algo que hacía porque quería, o para satisfacer la necesidad de dar rienda suelta a mi triste afán literario.
Para arrancar la nueva serie de posts, he elegido un poema que se escribió en dos ocasiones: la primera de ellas en Diciembre de 2006, habiéndose publicado en Arihua.net. Fue uno de los textos que perdí cuando mi cuenta en dicho sitio web fue eliminada por falta de actividad (historia que ya conté), sin haber tomado la precaución de conservar una copia. Un tiempo más tarde, en... tal vez Junio o Julio de 2010, lo escribí de nuevo para publicarlo en DeviantArt. Naturalmente, la segunda versión del escrito tiene sus diferencias con la primera, puesto que no podía acordarme al 100% de lo que había compuesto cuatro años antes. Pude conservar algunas líneas que recordaba particularmente, pero ambos poemas no dejan de ser, al final, muy distintos entre sí.
Bien; sin más, vamos con el poema:
Es mejor el silencio (Verano de 2010)
*****
Si quieres marcharte, no digas nada... es mejor el silencio entre nosotros. Guarda la crueldad de tus palabras para que puedas escapar de mis brazos en el refugio de la distancia.
Prefiero que tus labios mueran en calma, con la ausencia de tu voz. Prefiero que te vayas de mi lado para siempre a escucharte pronunciar una mentira que me regale la falsa esperanza de un amor que no existe ya para nosotros. Aléjate de mí si tu corazón se ha cansado de mi cariño; pero no permitas que tus ojos me castiguen con el desprecio: no me mires derrotado, no me niegues el placer de tu silencio.
Quisiera escuchar en mi angustia la suave melodía que forman las lágrimas de mi alma al confundirse con el polvo de los sueños rotos. Deja que sufra tu abandono en mi amarga soledad: aguardaré la noche recordando la caricia de tu cuerpo, la ilusión hermosa que me entregaba la calma de tu ojos, el suave calor de tus manos.
Ignora el dolor que me destroza, el juramento que abandonas al dejarme. Vete sin palabras:
volveré al lugar de la derrota... Y es mejor el silencio entre los dos cuando la única esperanza que puede quedar en el alma es ya, tan sólo, la propia ausencia de toda esperanza...
*****
La historia de Es mejor el silencio es curiosa... y por más de un motivo. Como digo, originalmente se escribió a fines de 2006, poco después que cumplí los 21. A pesar de que lo redacté como un poema de amor, en realidad fue mi manera de lamentarme de que, en esas fechas, estaba regresando (después de un periodo de "pausa" que... no salió muy bien) a estudiar una carrera universitaria a la que le había perdido cualquier atisbo de cariño (llegué a odiarla, de hecho). Con la frase "volveré al lugar de la derrota" me refería exactamente a ello: aceptar las cosas, y regresar a un lugar que no había planeado volver a pisar jamás. Así que, en efecto: Es mejor el silencio no es el producto de una decepción amorosa, sino una representación de mis errores de estudiante universitario.
Ahora bien, una de las cosas que llaman mi atención sobre Es mejor el silencio es que, a pesar de que está muy lejos de ser uno de mis mejores poemas, sí que ha sido el más gustado. Alcanzó bastantes favoritos cuando lo publiqué en DeviantArt, y recibí comentarios muy positivos que venían de personas que ni siquiera tenían mucha afición por la poesía. Mi amigo Al, quien era más de dibujos que de letras, siempre me decía que era su favorito entre mis trabajos, e inclusive me llegó a mencionar que quería ilustrarlo. Yo le comentaba, por mi parte, que no parecía un buen poema para ser representado en dibujo... pero la cosa quedó en plan, como muchas otras.
Ya por último, les contaré que el nombre del poema no fue mi idea. De manera indirecta, se le ocurrió a mi madre. Ya he dicho en otras ocasiones que 1998 fue un año de descubrimiento musical para mí. Una canción que conocía sólo de nombre, pero que jamás había escuchado, era The Sounds of Silence de Simon & Garfunkel. Y digo que la conocía "de nombre" porque mi padre la mencionaba bastante, y de hecho tenía el vinilo de The Concert in Central Park... que de poco servía, ya que nuestra tornamesa había dejado de funcionar mucho tiempo atrás. En una ocasión, mientras disfrutaba de un cassette de musical instrumental que había comprado por pocos pesos, reconocí una de las melodías: era la misma de una canción de Los Yorsy's que había escuchado poco antes en Radio Centro 770, la cual me había encantado, pero no tenía idea de su nombre. El cassette que les cuento afirmaba que el tema era The Sounds of Silence...
Recuerdo que le pedí a mi padre que me diera detalles sobre esta canción, y que me dijera si conocía otros covers al español aparte del de Los Yorsy's. Quien reaccionó primero fue mi madre, empezando a tararear "es mejor el silencio...". Se acordaba de esa parte de la letra, pero no del intérprete o más detalles del cover. ¿Mi padre? No conocía siquiera el de Los Yorsy's. También le pregunté al Lic. Octavio González, mas no supo decirme mucho acerca de la versión que mi madre recordaba. Por años la busqué, descubriendo otras adaptaciones en el camino, todas muy buenas (como la del argentino Sergio Denis, la de Los Módulos, José Feliciano...). Fue más o menos por estos días del año pasado cuando, sin realmente buscarla, me encontré con la versión a la que seguramente se refería mi madre: es de la cantante mexicana Tehua, perteneciente a su primer disco.
Este cover me ha gustado muchísimo. Tanto en interpretación como en letra, diría que es miadaptación favorita de The Sounds of Silence a nuestro idioma (aunque, a decir verdad, casi todas las versiones en español del tema son buenísimas. De hecho no sería mala idea crear un post en el que pudiéramos hablar de ellas a profundidad. Más adelante). Si bien, aunque su letra dice "Mejor es el silencio", esa pequeña confusión en la memoria de mi madre me dio la idea para no sólo bautizar al que terminó siendo mi poema de mayor éxito, sino que del propio título se desprendió todo el mensaje del texto. Ante el dolor, callar. Ante la derrota, silencio... Es un buen recuerdo de mis años juveniles. Y, por supuesto, de mi madre.
Supongo que, en cierta forma, sonará raro que un tipo como yo no considere a Bob Dylan entre sus ídolos musicales. Vaya: no me malinterpreten, por favor. No es que no me guste, o que no puedo apreciar su contribución a la cultura popular (no digo simplemente "a la música", porque la influencia de un hombre como Dylan va mucho más allá de lo que puede representar un solo arte. Estamos hablando de un Nobel de Literatura), pero... jamás le he tenido el nivel de aprecio que puedo sentir por Leonard Cohen, Townes Van Zandt o Tom Waits, por mencionar a tres de mis cantautores favoritos. No puedo precisar el motivo de esto, si he de serles completamente sincero. Imagino que es un tema que se reduce a gustos, a preferencias... y, sin embargo, soy el primero en admitir ante ustedes que es algo inusual. Y quizá contradictorio, en varios sentidos.
I. No reason to get excited...
Es todavía más raro cuando pienso que fue, precisamente, gracias a Bob Dylan que comencé a fijarme con seriedad en la letra las canciones. Sería a fines de 1998, ya prácticamente en los últimos días de Diciembre, que escuché por primera vez Like a Rolling Stone. No fue la versión original; en ese tiempo tenía la costumbre de comprar, por unos 10 pesos de la época (que serían... cerca de 35 ó 40 en 2024), una serie de cassettes producidos por Herbé Pompeyo, en los que músicos de estudio interpretaban -en su idioma original- las canciones más populares de 1960 al propio 1998. La colección completa era enorme, puesto que había un álbum por año, cada uno con entre 16 y 24 temas. Se llamaba TheInternational Superhits Collection, y en su momento compré unos 7... que aún conservo, y de los que me gustaría hablarles a detalle en el futuro (los CDs frecuentemente aparecen en MercadoLibre, por cierto. No son muy difíciles de encontrar. Y, ahora que lo pienso, debería de comprarlos. Nunca es tarde para completar ese afán de adolescente sin lana). El caso es que, aunque sabía que estos discos no incluían versiones originales, me gustaba adquirirlos por su precio accesible, y por el hecho de que gracias a ellos obtenía un buen conocimiento del panorama musical del año en cuestión. Por ese motivo es que, de manera indirecta, considero a Pompeyo como uno de mis maestros en cuanto a historia musical se refiere. Me llegó la oportunidad de escucharlo hasta que tuvo su programa La Taberna de Herbé, en Best FM 92.5. Seguía un formato muy parecido al de TISC, por cierto, ya que también tomaba un año y se dedicaba a hablarnos sobre las canciones que marcaron al mismo.
La mayor parte de los covers de estos álbumes eran de calidad aceptable, aunque había algunos que no tenían mucho para ofrecer. En el cassette correspondiente a 1965 se incluía una versión respetable de Like a Rolling Stone. Como decía antes, nunca había escuchado este tema. Sabía que era de Bob Dylan, por algún artículo que había leído meses antes, pero el nombre no significaba nada para mí. Y, a pesar de que mi inglés no era muy bueno todavía, y que el cantante que interpretaba el cover era un poco difícil de entender debido a su, por momentos, exagerada imitación del "acento Dylan", lo que pude comprender de la letra me pareció impresionante. No podía recordar algún tema como ese, y era aun mejor por su melodía. Me había encantando, y quería conseguir todo el material que pudiera de ese cantautor, que poco a poco dejaba de ser un misterio para mí.
II. When you ain't got nothing, you got nothing to lose
Y en verdad que no sabía nada de Dylan. No imaginaba que para 1998 ya tenía un gran historial de discos, siendo el gustadísimo Time Out of Mind el último de ellos (del que se desprenden la excelente Not Dark Yet y Make You Feel My Love, dos temas que se han vuelto sumamente populares en los últimos años. De hecho, me atrevería a decir que mucha gente no sabe que Make You Feel My Love es una composición de Dylan, pensando en darle crédito a cantantes modernos que la han interpretrado). Su música no era la que pudiera escucharse de manera típica en Los Bellos Tiempos (creo que llegué a pedirle alguno de sus temas, "cualquiera", al Lic. Octavio González. No hubo éxito) o 91x. No recuerdo tampoco haberme topado con sus álbumes durante mis búsquedas en Salinas & Rocha. Por suerte, se dio la casualidad de que, entre Marzo o Abril del 99, un amigo de mi padre le recomendó el servicio de Columbia House para la compra de discos a "bajo" precio. El sistema en nuestro país funcionaba de manera más razonable que el de EEUU, por lo que nos suscribimos. Pensé que íbamos a utilizarlo bastante, pero... al final, y a pesar de que continuamente nos mandaban sus catálogos (de los que recuerdo haber conservado algunos. De ser así, espero compartirlos en alguna entrada futura) simplemente lo usamos una vez. Fue, sin embargo, cuando tuve la oportunidad de adquirir el que fue mi primer CD: Bob Dylan's Greatest Hits, reedición del original de 1967.
Dicho álbum me vino perfecto, puesto que no sólo incluía Like a Rolling Stone y Blowin' in the Wind (uno de los trabajos de Dylan que tuvo cover al español durante la época del Rock en México, a cargo de Vianey Valdéz. Resulta irónico que, con los años, llegó a adaptarse como himno religioso), sino lo mejor de su primera época. Así fue como conocí It Ain't Me Babe, Mr. Tambourine Man (bueno, ya la había esuchado con The Byrds) y, sobre todo, Positively 4th Street y Just Like a Woman. Estas dos canciones se convirtieron en mis favoritas del repertorio de Bob. Creo recordar que, sin ir más lejos, Just Like a Woman fue la primera canción que hice el intento de traducir por mí mismo, una vez que tuvimos acceso a Internet en casa e imprimí la letra. Positively 4th Street es increíblemente buena, con una letra tan cruel, tan ácida... espléndida.
Durante varios años consideré a Dylan como el mejor cantautor que podía mencionar, si se me preguntaba al respecto. Aun así, ya desde entonces no lo catalogaba como mi favorito. No fue sino hasta que conocí a Morrissey en 2006 que, realmente, pude decir que había encontrado a mi primer ídolo musical en regla. Y es que, aunque existe una gran distancia entre las capacidades compositoras de Bob Dylan con las del Juanga de Manchester, con Morrissey se dió un "click" que nunca había podido sentir con la música de quien, una década más tarde, ganaría el Nobel de Literatura. Esto se repitió cuando pude escuchar a Leonard Cohen y Tom Waits, y todavía más con Zevon al poco tiempo. Y es fecha que, a pesar de que Bob Dylan significó una parte básica de mi formación como melómano, no puedo considerarlo entre mis cantautores predilectos. Pondría a Nick Cave o Steve Earle antes que a Dylan, si tuviera que seguir nombrando a mis ídolos, después de los diez que pueden ver a la derecha del blog.
Y no sé por qué. Simplemente, y a pesar que sin Dylan tal vez no me hubiera fijado nunca en la importancia del mensaje detrás de una canción, siempre responderé a la pregunta "¿Dylan o Cohen?" de manera muy obvia.
Mencionando un par de temas de Bob Dylan que me gustan particularmente, quisiera incluir covers en lugar de las versiones originales. En parte porque al menos una de ellas es bastante conocida en voz de Dylan... y porque las versiones que voy a compartirles merecen ser rescatadas debido a calidad (en mi opinión). Comencemos con el dueto Brewer & Shipley, quienes son muy recordados gracias al tema One Toke Over the Line. Vamos a escucharlos con su genial versión de All Along the Watchtower, de 1969. Me gusta mucho más que la de Hendrix, honestamente.
Y ahora tenemos a The Everly Brothers, con su interpretación de Abandoned Love. Esta versión formó parte del disco Born Yesterday, publicado en 1986. La original de Dylan nunca me ha convencido mucho, pero la de los Everly es buenísima.
Había planeado que este post fuera rápido, sólo con el tema de Brewer & Shipley. Al final, me arranqué hablando más y más de mi historial con BobDylan, para terminar con lo que ahora pueden ver en su pantalla. Típico de mí, supongo. Tendremos la próxima entrada para el día Lunes, con algo de poesía y la influencia no planeada de The Sounds of Silence. Más historias, más música para Ir y Quedar.